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Cómo frenar mejor

SEGURIDAD

Cómo frenar mejor

23.04.12 - 09:24 -
Es un hecho contrastado por numerosas investigaciones de accidentes de tráfico que, sin lugar a dudas, la principal responsabilidad de dichos accidentes es achacable al factor humano (primordialmente, por falta de atención, cansancio, alcohol y velocidad excesiva) en un porcentaje superior al 90 por ciento, mientras que el estado de la carretera, la mala señalización o el mal funcionamiento del vehículo no llegan ni siquiera al 10 por ciento.
Por ello, conviene analizar algunas situaciones de riesgo habituales y la mejor forma de prevenirlas. Una de las que se presentan con mayor frecuencia es la frenada de emergencia ante un obstáculo que, repentinamente, aparece ante nuestro vehículo.
El primer efecto que se produce en una frenada de emergencia (por causa de llevar una distancia de seguridad insuficiente, distracción, velocidad excesiva a la llegada de una curva) es el bloqueo de las ruedas, al actuar con excesiva presión sobre el pedal de freno. Al bloquear las ruedas, se pierde la capacidad de dirección del automóvil. En curvas, a la entrada, el coche sigue recto sin que los cambios de dirección modifiquen la trayectoria.
Los vehículos equipados con ABS ofrecen como principales ventajas una elevada capacidad de dirección, manejabilidad y estabilidad, que «mantiene» al automóvil en «su sitio» en casos de frenadas bruscas y maniobras de desviación. Este sistema ofrece la posibilidad de frenar de forma total en curvas o en condiciones de adherencia irregulares, ya que las ruedas siguen girando y, por lo tanto, se pueden corregir ciertos movimientos de giro. Para que el ABS actúe correctamente es necesario aplicar una rápida y muy fuerte presión sobre el pedal de freno y pisar el embrague de inmediato al comienzo del proceso de frenado porque, de lo contrario, se perdería una parte de la fuerza de frenado para hacer frenar al motor. En coches que no disponen de ABS, las pulsaciones sobre el pedal de freno deben ser enérgicas y cortas, para desbloquear las ruedas y, al mismo tiempo, recuperar la eficacia de la fuerza de frenado; en este caso- y al contrario que con ABS-, hay que «apoyarse» también en el «freno motor», y no pisar el embrague.
Para prevenir estas situaciones, lo mejor es mantener la distancia de seguridad, conducir anticipando las maniobras de los vehículos que nos preceden y las del nuestro, adecuar la velocidad de entrada en curva y, sobre calzadas deslizantes, moderar las maniobras de frenado y la velocidad de llegada a la curva.
Cuando no da tiempo a detener el vehículo con los frenos ante una situación de riesgo o se presenta un obstáculo peligroso de forma inesperada, podemos recurrir a esquivar el objeto que nos impide transitar con normalidad por la calzada. Si queremos realizar correctamente esta maniobra, el primer golpe de volante debe realizarse con progresión, aumentando la velocidad de giro del principio al final del viraje, sobre todo cuando el piso es deslizante. Es preferible que el movimiento de giro no exceda de la media vuelta, ya que las manos han de sostener el volante durante toda la maniobra de desviación. Para dotar a la operación de una mayor precisión, es muy importante apoyar el peso del cuerpo sobre las piernas.
Una vez esquivado el objeto, hay que retroceder el volante de inmediato, con un movimiento rápido y corto. El vehículo se estabiliza al enderezar el volante, con lo que el conductor siempre tendrá la vista puesta en la dirección deseada y no sobre el obstáculo.
El concepto motriz y el estado de carga del automóvil influyen notablemente en las maniobras de desviación. Los vehículos de tracción trasera tienen mayor tendencia al derrapaje de la parte posterior, mientras que los dotados de tracción delantera retardan el efecto del impulso de giro. Si el automóvil va cargado, requiere mayor esfuerzo para su manejo y tiende a bascular notablemente.
Conviene reiterar que, cuando es necesario detener el vehículo bruscamente, se debe pisar el pedal de embrague al mismo tiempo que el de freno. De no hacerlo así, una parte de la fuerza de frenado se pierde para contrarrestar el impulso del motor. Además, hay que tener en cuenta el riesgo de que el motor se pare si no se pisa el pedal de embrague a tiempo justo antes de la detención del vehículo.
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