Señales por las que deberías dejar de circular con el coche

El enfoque debe estar en los problemas de salud y no en la edad, y eso es lo que prima tanto en jóvenes como en mayores

S. M.

En la actualidad, en España no hay un límite de edad para poder conducir . La decisión de que una persona anciana pueda conducir o no recae en los psicotécnicos necesarios para la renovación de los permisos de conducción. Hasta los 65 años las renovaciones del carné de conducir son cada 10 años. Este período se reduce a 5 años para aquellos conductores que superen esa edad y pasa a ser de dos años cuando se superan los 70.

Eso sí, siempre queda a criterio de los psicotécnicos el poder reducir todavía más esa periodicidad , que puede llegar a ser anual. Y en el caso de los conductores profesionales, la renovación del permiso de conducir es cada 5 años en todos los casos y cada tres a partir de los 65 años de edad.

Por su parte, la actual Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, en su artículo 13, también se reafirma y nos dice que: «el conductor debe estar en todo momento en condiciones de controlar su vehículo » pero no se dice nada sobre la edad máxima para poder conducir. Existen limitaciones de edad mínima para ciertos tipos de permisos de conducción así como la edad a la que deben renovarse las autorizaciones para seguir conduciendo.

Por lo tanto, el enfoque debe estar en los problemas de salud y no en la edad, y eso es lo que prima tanto en jóvenes como en mayores. Es el reconocimiento médico y no la partida de nacimiento lo que determina si una persona puede conducir o no; lo contrario sería discriminatorio . Pero además de las causas médicas, estos son algunos signos que las personas mayores deben tener en cuenta como señales de que hay que dejar el coche:

-Quien va en el asiento del copiloto está rígido, asustado, corrige errores de conducción o expresa claramente su temor.

-El propio conductor empieza a notar cierta inseguridad.

-Sufre con cierta frecuencia pequeños accidentes, rozaduras y choques.

-Otros conductores se quejan y le pitan con demasiada frecuencia.

-Tiene más despistes y equivocaciones en las rutas habituales.

-Los desplazamientos conocidos le llevan más tiempo del acostumbrado.

-Cree que hay más sobresaltos que antes, más gente que actúa mal a su alrededor, motoristas, ciclistas y peatones que «surgen de la nada».

-Los amigos y la familia expresan sus dudas para que siga conduciendo.

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