Cómo conducir un coche automático
Aunque todavía los hay que recelan de este ingenio, se trata de uno de los grandes y más efectivos avances técnicos en el campo de la automoción
Un coche automático es más cómodo y seguro a la hora de circular. Sobre todo en ciudad, y más aún cuando el tráfico se complica, este tipo de coches -eso sí más caros que los manuales, de media entre 1.500 y 2.000 euros - suponen una ventaja clara. Y es que prescindir del pedal de embrague y de la palanca de cambios convierten la circulación en algo parecido a un plácido paseo. Con el coche automático, simplemente frenamos y aceleramos con toda simplicidad y nunca se te «calará» el coche .
Específicamente, si venimos de un modelo manual, tendrás que adaptarte . De entrada, con el coche detenido y el freno de mano o estacionamiento puesto (sobre éste, cada vez son más habituales los botones que toman el lugar de las antiguas palancas y del pedal a la izquierda en algunos casos), lo desactivamos pisando el pedal de freno, accionamos el contacto (esto último se puede hacer antes de todo lo anterior) y seleccionamos la posición D (de Drive, o conducir). Entonces retiraremos con cuidado y suavidad el pie del freno para que el coche empiece a moverse, circulando a partir de entonces con toda normalidad. Así lo detallan desde el blog de Mapfre .
También cabe atender a que, cuando ya has aprendido a conducir en un coche manual , es casi inevitable que, al pasar a uno automático, al principio tiendas a usar el pie izquierdo en un intento por apretar un pedal de embrague que, como te contamos, no existe. Y es que en un vehículo automático solo usas el pie derecho, el que acelera y frena, nada más. Lo malo es que se, mientras el pie «busca» ese pedal, acaba pisando el de freno y lo hará con la fuerza a la que está acostumbrado cuando presiona el embrague de un caja manual, lo que sin duda «clavará» el coche ante nuestro susto y sorpresa.
Hay pequeños matices en función del tipo de cambio automático (los hay mediante convertidor de par, por variador continuo, robotizados...), pero todos cuentan con posiciones P, R, N y D: P, de Parking, es la posición para bloquear la transmisión al dejar el coche estacionado con seguridad. Por su parte, R es la de Reverse, o marcha atrás; N de Neutral, el punto muerto imprescindible, por ejemplo, para mantener el motor arrancado; y D, de Drive, la posición para conducir, para moverse.
Asimismo, la palanca de un automático dispone de un botón que la desbloquea para seleccionar el modo de marcha. Hay que tener claro que, aún con el motor en marcha, no podemos pasar directamente de P a R «a las bravas» si el coche no está primero detenido, y además por completo. Algunos modelos cuentan además con tiradores o levas en el volante para practicar cambios secuenciales. Permiten escoger relaciones más cortas o largas (hay cajas así hasta con 9 velocidades), sin ir más lejos para hacer freno motor en descensos acusados. También transmiten una sensación de control superior del vehículo (digamos que cambias «cuando quieres»).
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