El año pasado debutó en la cilindrada absoluta. Sumó 28 puntos y acabó en el puesto decimoséptimo del Mundial. Tiene ganas, potencial, pero arriesga demasiado. Baila siempre con la caída. Yonny Hernández (Medellín, 25-7-88) es otro piloto, como Stefan Bradl, que puede correr en MotoGP porque aporta dinero y apoyo económico y de patrocinadores para poder hacerlo. El colombiano hace lo que más le gusta en la vida: correr en el Mundial de motociclismo y especialmente en MotoGP. Yonny empezó muy tarde. A los quince años debutó en el motocross y comprobó que su pasión por las motos se apoyaba en unas cualidades físicas magníficas. Tenía carácter, calidad y valentía. y una fuerza descomunal. Se hizo famoso en su país porque con tan poco bagaje se proclamó campeón de Colombia de motocross. Era el año 2003. Subcampeón en 2004, al año siguiente reeditó su título. Sabía que si quería triunfar en el motociclismo debía venirse a España. Lo hizo. Llegó en 2008. A la temporada siguiente compitió en el Campeonato de España, el filial del Mundial. Alcanzó la cuarta posición en la cilindrada de Supersport.
Su altura, 1,83, le exigía saltarse las categorías pequeñas e ir directamente a las potentes. Su arte para meterse por zonas imposibles le hizo ganarse un sitio en el Mundial 2010. Debutó en Moto2. Era el primer colombiano en correr a este nivel en la historia del motociclismo. Estuvo dos temporadas en la nueva cilindrada intermedia. En 2011 dio un salto adelante en el Blusens, un equipo importante. Realizó carreras espectaculares, con un riesgo al límite que le hizo rodar por los suelos y no rematar faenas. Pero el chico tenía maneras. Fogoso, aguerrido, ascendió en 2012 a MotoGP para conducir una CRT de la escudería Avintia Racing. Ahora salta a una moto diferente, extraña, la ART, para intentar demostrar su clase. Ha superado una lesión. "Necesitaba cambiar de aires". Veremos cómo ha evolucionado tras su experiencia del año pasado.