Karel Abraham (Brno, 1990) lleva dos años en MotoGP y su objetivo es mantenerse en la cilindrada. Empieza su tercer Mundial en la categoría absoluta y sus aspiraciones se centran en mantener ese decimocuarto puesto que ha repetido en el bienio anterior. Su nueva moto, la ART, no le permitirá alcanzar mucho mayor rendimiento. Será un probador del prototipo. El checo lo da todo en la pista. Es su manera de competir. Y se la jugará especialmente en el circuito de Brno, del que su padre es el director. Karel, en efecto, es piloto porque su papá está ligado al motociclismo de por vida. Quiso que su hijo fuera un hombre del Mundial y todos sus esfuerzos se destinaron a ello. Lo consiguió.
Abraham, es cierto, pone dinero por correr. Como tantos otros pilotos del gran circo de la moto. Pero es lo que le gusta. Y puede pagárselo. Vivió siempre al lado del circuito y su meta fue correr en él y demostrar que podía dedicarse a la moto.
Debutó en el Mundial en 2005, nada más cumplir los 15 años reglamentarios, claro. Los chavales que apuestan por esta profesión no esperan ni un minuto más para dar los saltos necesarios. Jerez vio su llegada a la gran carpa móvil. Corrió dos temporadas en 125. Su envergadura le obligó a subir a 250 en 2007. Era un luchador. Un trabajador sobre la moto.
En 2010 vivió el cambio de 250 a Moto2. Le gustó. Se adaptó bien. Subió al podio por primera vez en su carrera.Sucedió en el Gran Premio de Japón. Y un mes más tarde celebró la única victoria de su palmarés, en Valencia, en el cierre de campaña. Fue el final feliz que dio paso al cumplimiento de un nuevo sueño: en 2011 se convertiría en el primer checo en competir en MotoGP.
En su estreno en la cilindrada grande peleó hasta la última vuelta por ser el Mejor Debutante del Año. Una caída precisamente en Cheste, en el asfalto de su único triunfo, le dejó sin premio. Lo ganó Cal Crutchlow.
El año pasado montó una Ducati satélite. Soportó la rudeza de esa máquina, inferior a las Honda y las Yamaha. Ahora, con la ART, inicia una nueva etapa. En agua ya ha demostrado que es un especialista. Karel es el representante de la República Checa en el Mundial. Quiere reverdecer viejos laureles de su país. Abrir paso a otros checos. No es fácil. No hay dinero y la crisis es una lacra para invertir en un equipo motociclista si no parte con una figura.