Con sus 72 kilos, Claudio Corti no es el prototipo de italiano curtido bajo el sol de la toscana y ‘tifosi’ de gran envergadura que frecuenta cualquier playa del sur peninsular itálico. Más bien se trata de un menudo corredor que siempre se ha visto salpicado por problemas ajenos en sus diferentes etapas como corredor. Ahora le llega una oportunidad única, como es debutar en MotoGP y así resarcirse de ese resquemor que le queda en su corazón tras ser apartado de la Moto2 el año pasado cuando faltaban tan solo cuatro carreras para acabar.
Fue el español Toni Elías quien ocupó su sitio en el equipo Italtrans para terminar el campeonato. No se supieron entonces las razones. Rumores y medias verdades rodearon el fin del contrato de Corti con sus compatriotas. Cuando finalizó su relación contractual llevaba 74 puntos en el Mundial y ocupaba el décimo puesto. Había hecho grandes carreras, otras mediocres y también logró algún que otro puesto de honor entre un elenco de grandes competidores que no le dejaron ningún respiro. Eso sí, todo aquello le sirvió para madurar y poder aspirar a ser algún día el campeón que todo joven adolescente que se aferra al motociclismo como fuente de vida quiere ser.
Le llega esa ocasión de conquistar un sueño gracias a NGM Mobile Forward Racing, una empresa que se ha hecho famosa por sus teléfonos de doble SIM y que ahora espera lograr hacerse un hueco entre los aficionados al motor con el mismo éxito. Al menos eso es lo que espera Giovanni Cuzari, director del equipo, al que se le atribuye el mérito de convencer a Claudio para que se uniera a Colin Edwards bajo las monturas CRT. Este trío fue el que decidió correr bajo la bandera de la FTR-Kawasaki, tras largas reuniones en las que se debatían cuál sería la moto más conveniente para afrontar este proyecto ilusionante. El tiempo dirá si acertaron o se equivocaron.