Andrea Iannone es un piloto controvertido, tanto encima de la moto como cuando se baja de ella. A veces rapidísimo y otras en las posiciones intermedias. A veces encantador, y otras capaz de lanzarle un cabezazo a Pol Espargaró, como hizo después de tirarle en San Marino 2009.
El piloto de Vasta (Italia), de apenas 23 años, ya posee tras de sí muchas tablas dentro del Mundial de motociclismo, al que accedió proveniente de diversos campeonatos españoles. Iannone siempre se ha caracterizado por ser un piloto terriblemente rápido, capaz de vencer a cualquier rival en cualquier momento, pero alternando con episodios inexplicables de bajo rendimiento. Incluso dentro del mismo fin de semana se le puede ver calificar en la vigésima posición y acabar la carrera en el podio, y viceversa.
Sus tres últimas temporadas han sido en Moto2, donde ha sumado ocho victorias y diecinueve podios, para acabar siendo tercero en la general en todas ellas.
Ducati decidió que para 2013 su segundo equipo sería una especie de ‘lanzadera’ de cara a sus primeras motos, probando la verdadera valía de algunos pilotos, y para el primer proyecto de este ‘nuevo’ Pramac se ha elegido a un piloto contrastado que busca su segunda (o tercera) oportunidad, como es Ben Spies, y para la otra moto sí se ha apostado de forma definitiva por Iannone.
La opinión de la afición acerca de Andrea ha ido cambiando con el paso del tiempo. De verle como el típico piloto al límite, rozando la ilegalidad, ha pasado a respetarlo como uno de los valores más rápidos. No le hizo ningún bien el episodio con Pol de 2009, ni las declaraciones posteriores, en las que afirmaba que “así son los españoles. No quiero tocarle porque me da asco”. Sus posteriores disculpas supieron a poco, y al piloto le costó quitarse ese sambenito de problemático.
Con el espejo de lo conseguido por Stefan Bradl, Andrea Iannone afronta ahora una temporada con fuego real y contra los mejores pilotos del planeta, un lugar en el que la relajación no existe y en el que la exigencia diaria es total. La prueba definitiva para ver el verdadero potencial de un Iannone que promete y amaga pero que no termina de convencer.