El octavo de litro, benjamín de las tres categorías del Mundial de Motociclismo, regresa con la clasificación general más apretada. Tras un prolongado parón debido a las minivacaciones de sus pilotos (desde que compitieran sobre el trazado alemán el 14 de julio no se han vuelto a ver las caras los corredores) la expectación por volver a disfrutar de una carrera de Moto3 y su magia es máxima. La industrial Indiana es la elegida para retomar el pulso a los futuros campeones del mundo. A pesar del descanso merecido que deberían haber tenido, ninguno de los favoritos al título ha logrado disfrutar de algún día de tregua. Todos han tenido que aplicarse al máximo en lo físico y el estudio de la pista americana este verano para no relajarse en el tramo final.
Luis Salom (primero, con 172 puntos), Maverick Viñales (segundo, con 158 puntos) y Alex Rins (tercero, con 142 puntos) son los tres españoles que monopolizaron la primera parte del campeonato y reciben el reinicio del mismo en Indianápolis como una oportunidad única para resarcirse de errores pasados o bien, como el caso del líder mallorquín, aumentar su diferencia con los rivales más próximos. Para Salom pisar de nuevo suelo estadounidense es especial, toda vez que el año pasado tocó el cielo de Indiana en una carrera espectacular. Pudo de esta forma compensar su mal trago de hace dos años cuando en 2011 tuvo que ver desde los asientos de cemento la carrera al no tener la posibilidad de competir por las lesiones sufridas como consecuencia de una caída en otro gran premio. Ahora quiere rememorar en este 2013 aquel adelantamiento final que hiciera por esas fechas la temporada anterior para seguir avanzando hacia el máximo escalón de Moto3. Él la define como su tierra de los sueños personal porque siempre es especial competir en un velódromo con tantas dificultades como este.