Se las prometía muy felices Pol Espargaró a seis vueltas del final de carrera. Por delante iba Takaaki Nakagami, que tras un inicio fulgurante, se iba dejando décimas con el grupo perseguidor, en el que estaba el propio 'Polyccio' flanqueado por Scott Redding y Tito Rabat, que desbancaba al británico provisionalmente. No era un triunfo, pero era perfecto. Sin embargo, algo cambió y dio al traste con el final feliz del cuento.
Tito Rabat no respetó galones y adelantó a Pol, que comenzaba a sufrir con su neumático trasero. Entre las miles de cosas deliciosas que tiene el motociclismo, la ausencia prácticamente total de las órdenes de equipo brilla con luz propia, y más si se compara con otras disciplinas de motor. Ver al 'escudero' tratar a su 'jefe de filas' con semejante osadía, y que nadie se eche las manos a la cabeza, está al alcance de muy pocas disciplinas. No quedaron ahí los reveses para el futuro sucesor de Cal Crutchlow en el Tech3 de MotoGP. El '40' veía cómo su compañero se lanzaba a por el triunfo y él no podía seguir el ritmo. No era una falta de respeto, era una absoluta superioridad de Rabat en las últimas vueltas. Los problemas de Pol se multiplicaron cuando Redding también le adelantó. La táctica del piloto español pasaba por recortarle puntos a Scott en todas las carreras posibles. Quedando por delante de él, lo demás no importa. Por detrás, el Mundial se complica, y cada vez quedan menos citas.
Desde ahí sí se cumplió el patrón. Rabat llegó a rueda del japonés y le rebasó en la primera curva, a la que llegó un poco colado. Takaaki no podía pensar en ir a por Esteve, por lo que conservó fuerzas, y ruedas, para mantener la segunda plaza del grupo. Redding, que tampoco iba sobrado de adherencia, no se lanzó a por el nipón pero sí conservó con holgura la tercera plaza del podio. Pol, algo descolgado, pudo resistir a Aegerter, que amenazaba también la cuarta plaza. Un fin de semana que arrancaba con problemas para el pequeño de los Espargaró por culpa de una caída y que se cerraba más lejos de Redding. Al menos, su compañero Tito Rabat sí alcanzó la gloria.