Pol Espargaró se bajó de la moto en Malasia con una sonrisa que reflejaba su buen estado forma y se sube a su máquina en Australia con las mismas buenas sensaciones. La alegría que iluminaba el rostro de ‘Polyccio’ se debía más a lo mal que le había ido a su gran rival que a su magnífica segunda posición detrás de Tito Rabat. Scott Redding, líder pero cada vez menos del Mundial, se ha ido apagando poco a poco. Con el paso del tiempo y de las carreras, el cansancio, unido a las caídas sufridas, han hecho mella en el inglés. Le está empezando a pesar el largo recorrido que tiene un campeonato de motociclismo a aquel que desde inicios de temporada estaba llamado a lograr una abultada victoria en la meta del título sobre sus otros rivales. Pero por fortuna para el espectáculo, surgió Espargaró como el maratoniano que sabe qué debe hacer si quiere llegar con posibilidades a la parte final.
El de Granollers no se puso grandes expectativas desde el comienzo, pero ha acabado la temporada como un libro de Charles Dickens, con grandes esperanzas y la suerte de su lado. Ahora está a tan sólo nueve puntos del líder, mientras que el tercero está a 19 puntos. Es precisamente Rabat el gran tapado. Nadie cuenta con él y pocos de sus contrincantes espera que llegue a dar alguna sorpresa. Aunque ahí radica la peligrosidad del otro español con posibilidades de arrebatar en el tirón final el laurel de campeón a sus competidores. Los dos pilotos de Tuenti HP40 viven en una nube desde el pequeño parón vacacional del verano, ya que desde entonces han sido los mejores, o casi, en la mayoría de circuitos en los que han corrido. Esperan ahora que Australia no les defraude, ni ellos al feudo oceánico, y seguir ahogando a Redding hasta acabar con su liderato incontestable hasta el momento.