Kent celebra su triunfo en Motegi. / Ap
Todo se desencadenó en la última vuelta. Antes, la carrera de Moto3 del Gran Premio de Japón había sido bastante tranquila, comparada con lo que hemos visto en la categoría pequeña durante la mayor parte de la temporada. El grupo se rompió enseguida merced al empuje de Danny Kent, que salía desde la pole, y Jonas Folger, y al principio sólo le siguieron Luis Salom y Sulfami Khairuddin, pero a mitad de carrera se les juntaron Sandro Cortese, Maverick Viñales, Alessandro Tonucci y Miguel Oliveira. El portugués y el malayo perdieron fuelle y quedaron descolgados, dejando la lucha por la victoria y las posiciones de podio para los otros seis.
Las hostilidades empezaron a dos vueltas para el final, y en la última Luis Salom resbaló en la entrada del primer túnel, y se llevó por delante a Jonas Folger. En ese momento, Cortese tenía opciones de proclamarse campeón ganando la carrera si Viñales, que sufría para mantenerse en la pelea, no subía al podio. El de KTM se puso al frente en seguida, y era virtual campeón hasta que en la frenada de la recta más larga, a tres curvas para el final, le adelantaron su compañero Kent, limpiamente, y Tonnucci algo más justo. El líder se tocó con el italiano y se fue al suelo, perdiendo toda opción de victoria y de celebrar el título, aunque pudo levantarse, volver a pista y salvar diez puntos de oro. Maverick aprovechó el lío para ponerse segundo y volver al podio después de cuatro carreras sin pisarlo, a la estela de Danny Kent, que se estrenó como ganador. Tonucci llegó tercero y logró su primer podio.
El enfado de Cortese
El accidentado final de la carrera desató la ira de Sandro Cortese, que faltando menos de un kilómetro se veía campeón. En la vuelta de honor se fue a por el ganador Danny Kent, a quien recriminó airadamente con gestos un adelantamiento que entendió desleal, pues son compañeros en el quipo Red Bull Ajo KTM, antes de llegar al box hecho una furia. No tenía razón Cortese, pues se cayó al chocar con Tonucci y Kent, que le adelantó limpiamente, no tenía órdenes de la fábrica más allá de “no hacer tonterías” (entiéndase evitar riesgos con el líder) y, naturalmente, se empleó a fondo para lograr su primera victoria en el mundial. Sandro amplía a 56 puntos sobre Viñales (Salom perdió el segundo puesto con la caída), y será campeón el próximo domingo en Sepang terminando primero o segundo, y también con cualquier combinación de resultados en que Maverick no le saque seis puntos, ni Salom once.