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Los Oscar rompen las cadenas
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86 edición

Los Oscar rompen las cadenas

03.03.14 - 17:34 -
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Los Oscar rompen las cadenas
El equipo de '12 años de esclavitud' recoge el Oscar a la mejor película. / Foto: Lucy Nicholson (Reuters)
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Matthew McConaughey, ganador del Oscar al mejor actor por 'Dallas Buyers Club'. / Foto: Kevin Winter (Afp)
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Cate Blanchett posa con el Oscar a la mejor actriz por 'Blue Jasmine'. / Foto: Mario Anzuoni (Reuters)
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Jared Leto, ganador del Oscar al mejor actor secundario por 'Dallas Buyers Club'. / Foto: Kevin Winter (Afp)
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Lupita Nyong'o recoge el Oscar a la mejor actriz secundaria por '12 años de esclavitud'. / Foto: Lucy Nicholson (Reuters)
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Alfonso Cuarón recoge el Oscar al mejor director por 'Gravity'. / Foto: Lucy Nicholson (Reuters)
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Paolo Sorrentino recoge el Oscar a la mejor película extranjera de habla no inglesa. / Foto: Lucy Nicholson (Reuters)

Hubo que contener el aliento hasta el último momento, pero finalmente '12 años de esclavitud' acabó ganándole la partida a una hasta entonces imparable 'Gravity' que había dominado la mayor parte de la ceremonia con sus siete estatuillas, la mayor parte en los apartados técnicos. La Academia aceptó el reto que le planteó Steve McQueen, encumbrar a un largometraje que retrata con toda su crudeza y sin ningún tipo de concesión el pecado que desagarró los Estados Unidos, y se decantó por la cita protagonizada por Chiwetel Ejiofor y producida por Brad Pitt como mejor película. El británico se erige de esta forma en el primer cineasta afroamericano que ve su obra bendecida con tamaño honor.

Si '12 años de esclavitud' y 'Gravity' se convertían en las grandes triunfadoras de la gala, la principal perdedora era 'La gran estafa americana'. La cinta de David O. Russell, que partía con diez candidaturas, salía de vacío del Dolby Theatre de Los Ángeles, escenario de una gala que era conducida con paso irregular por Ellen DeGeneres, la encargada de hacer olvidar el borrón de las salidas de tono que tuvo el año pasado Seth McFarlane, a quien relevaba como maestra de ceremonias. Ni Christian Bale, ni Amy Adams, ni Bradley Cooper ni Jennifer Lawrence. Ningún componente del estelar reparto conseguía salvar la cara de un largometraje que se fue desinflando conforme se acercaba el día más esperado por el firmamento cinematográfico. Eso se podía barruntar ante la mayor enjundia de sus rivales, pero era difícil prever que los académicos le infligiesen tamaño castigo a este título, deudor del cine de Martin Scorsese justo en un año en el que el realizador volvía a ser más Scorsese que nunca y que relata un caso de corrupción en la América de los años setenta.

Pero la de hoy no estaba destinada a ser la noche de los estafadores. Tampoco 'El lobo de Wall Street' salía bien parada de la ceremonia. Su cabeza visible, Leonardo DiCaprio, volvía a ser menospreciada por la Academia de Hollywood. Ni la apabullante exhibición de recursos cómicos y dramáticos de que hace gala el californiano metido en el rol del bróker Jordan Belford le ha servido al intérprete fetiche de Scorsese para lograr el Oscar. Ha tenido que poner, una vez más, rostro de circunstancias mientras subía al escenario Matthew McConaughey, coronado como mejor actor por su fantástica labor como cobwoy marcado por el sida en 'Dallas Buyers Club'. Hollywood adora las transformaciones físicas y ha preferido aplaudir la espectacular mutación del otrora guaperas de comedias sin pretensiones y eterno Peter Pan en lugar de reconocer a una estrella que a este paso va camino de engrosar la lista de grandes olvidados de la industria, como le ocurrió en su día a Kirk Douglas, Cary Grant, Ava Gardner o Marilyn Monroe, por citar solo a unos pocos.

Pronósticos cumplidos

Que la Academia no tiene en gran estima a DiCaprio parece claro, pero, desde luego, no se puede decir lo mismo de Cate Blanchett. La australiana hizo buenos los pronósticos que la daban por segura ganadora del Oscar a la mejor actriz y se llevaba su segunda estatuilla a casa merced a su interpretación de una mujer cuya acomodada vida se desmorona en un abrir y cerrar de ojos en 'Blue Jasmine', de Woody Allen. La 'aussie' es la segunda de las musas del cineasta neoyorquino que levanta el Oscar en el apartado de mejor actriz principal, algo que ya hizo en su día Dianne Keaton. Claro que el autor de 'Match Point' también ha llevado a Dianne Wiest, Mira Sorvino y, más recientemente, a la española Penélope Cruz, hasta los laureles concedidos a las mejores actrices secundarias.

Tampoco ha habido sorpresas en las categorías de mejor actor y mejor actriz secundarios. Jared Leto se convertía en el primer ganador de la noche al llevarse el Oscar por su papel de transexual en 'Dallas Buyers Club', de Jean-Marc Vallée. Sumaba así un nuevo galardón a la larga lista de reconocimientos que le ha deparado esta cinta con la que regresa a la gran pantalla tras seis años de ausencia y en la que resiste con nota el embite de McConaughey. En su discurso, el más reivindicativo de la noche, tuvo palabras para la delicada situación por la que atraviesan Ucrania y Venezuela.

Si el de Leto parecía cantado, el de Lupita Nyong'o era una apuesta más que segura pese al mayor pedigrí de sus adversarias. La actriz keniata de origen mexicano lograba el Oscar a la mejor actriz secundaria por '12 años de esclavitud', su deslumbrante debut cinematográfico. Desde que Jennifer Hudson lo obtuviese con 'Dreamgirls' en 2006, ninguna intérprete había conseguido llevarse la estatuilla sin currículum previo, lo que da buena cuenta del prometedor futuro que se abre ante esta mujer que conmovía a los reunidos en el Dolby Theater con su bello discurso de agradecimiento.

Unos Oscar en 3D

Por lo demás, la 86 edición de los Oscar ha estado dominada por 'Gravity'. Timothy Webber, Chris Lawrence, David Shirk y Neil Corbould eran los encargados de darle el primer Oscar de la noche al largometraje de ciencia ficción dirigido por Alfonso Cuarón. La estatuilla a los mejores efectos visuales no era sino el preludio de la primacía de la cinta del realizador mexicano en los apartados técnicos, algo que venían a ratificar las estatuillas al mejor sonido, al mejor montaje de sonido, a la mejor fotografía y a mejor montaje. También se llevaba el Oscar a la mejor banda sonora, firmada por Steven Prince, y uno de los premios más golosos, el de mejor director. Cuarón se convertía en el primer cineasta mexicano poseedor de esta estatuilla, ocho años después de que Alejandro González Iñárritu figurase como nominado por 'Babel'. El único 'pero' vino al final, cuando se le escapó la distinción a la mejor película.

'12 años de esclavitud' se quedaba con el Oscar al mejor guión adaptado, que recogía John Ridley. Por su parte, Spike Jonze clamaba victoria en el apartado de mejor guión original por 'Her', protagonizada por un hombre solitario que se enamora de una voz electrónica. Entre los que dejaba en el camino Jonze se contaba Woody Allen, a quien no le hizo subir enteros precisamente la polémica desatada por las acusaciones vertidas por su hija adoptiva sobre unos presuntos abusos sexuales. Claro que no se puede hablar de castigo cuando el triunfador ha firmado el libreto de uno de los filmes más originales del año.

En la categoría de mejor película de animación, 'Frozen, el reino del hielo' le deparaba un nuevo galardón a Pixar tras imponerse a 'Los Croods: Una aventura prehistórica', 'Gru 2, mi villano favorito', 'Ernest & Celestine' y 'The wind rises'. No sería el único reconocimiento para 'Frozen', que también se haría con el Oscar a la mejor canción por 'Let it go', de Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez. Los Lopez completaban así un póquer de premios de ensueño, pues ya tenían en sus vitrinas el Tony, el Emmy y el Grammy.

Por lo demás, Paolo Sorrentino hacía buenos los pronósticos y 'La gran belleza' se quedaba con el Oscar a la mejor película extranjera de habla no inglesa. Italia confirma así su primacía en esta categoría, en la que se ha impuesto en catorce ocasiones, dos más que Francia y diez más que España.

España se queda sin estatuilla

Para España, la decepción llegaba cumplida la primera hora de ceremonia. Era entonces cuando Kate Hudson y Jason Sudeikis la dejaban compuesta y sin Oscar. 'Aquel no era yo', de Esteban Crespo, claudicaba ante 'Helium', del danés Anders Walters, en el apartado de mejor cortometraje de imagen real. Crespo se une a Javier Recio, Nacho Vigalondo, Javier Fesser, Borja Cobeaga y Juan Carlos Fresnadillo, los realizadores españoles que le precedieron como nominados en este apartado y que tampoco pudieron llevarse a casa la estatuilla.

Se quemaban así las opciones de rascar algo en una ceremonia que arrancaba a las 2.30 horas, tras el tradicional desfile de las estrellas por la alfombra roja, marcado este año por el temor a que la lluvia hiciese acto de presencia y desluciese el acto.

Una gala con poco brillo

La meteorología fue clemente, pero ni aún así se recuperó el brillo perdido con respecto a otras galas. Ellen DeGeneres lo intentó a base de los ácidos dardos de que hizo objeto a los nominados. Fue el caso de Jennifer Lawrence, de quien la presentadora recordó su 'mala pata' en este tipo de eventos tras la caída sufrida el año pasado cuando iba a subir al estrado a recoger la estatuilla a la mejor actriz por 'El lado bueno de las cosas'. Lawrence, quien este año optaba a mejor actriz secundaria por 'La gran estafa americana', también tuvo un pequeño tropezón esta noche cuando se disponía a pisar la alfombra roja. DeGeneres se dirigía asimismo a Jared Leto, de quien la maestra de ceremonias, muy inspirada, dijo que era el "bellezón de la noche".

Menos afortunada era la referencia que hacía a Liza Minelli, otrora 'vaca sagrada' de la industria tras arrollar con 'Cabaret'. "Creo que es uno de los mejores imitadores de Liza Minelli que he visto nunca. Buen trabajo, señor", espetaba la presentadora ante la atónita mirada de una actriz con la que, en parte, se reconciliaba en uno de los 'selfies' mas multitudinarios y glamourosos que se recuerdan. Apenas hecho, incendiaba las redes sociales, destronando como la más 'retuiteada' de la historia a aquella foto con la que Barack Obama celebró su reelección en 2012.

Será uno de los pocos hitos por los que pasará al acto la ceremonia. Previsible de principio a fin, salvo en lo que tocaba a la estatuilla a la mejor película, la gala se ha atenido escrupulosamente al guión marcado. Una noche con pocas sorpresas que se suma a otras, demasiadas en años recientes, del mismo color que dejan tocado al mayor acontecimiento cinematográfico del año. Un espectáculo que sigue necesitando fórmulas para reinventarse. Claro que eso poco les importará a quienes a estas horas luzcan su estatuilla y menos aún a quienes se han quedado con la miel en los labios

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