Ficha técnica
¿Cómo conseguir que el relato de una tragedia se convierta en una historia divertida a la vez que conmovedora? Esa es la ecuación que logra resolver sagazmente Stephen Frears en 'Philomena', un filme sustentado en dos de los ejes más sólidos de la temporada: el guión de Steve Coogan y la magistral interpretación -una más de las tantas que adornan su filmografía- de Judi Dench.
La película, una de las grandes revelaciones de la temporada con sus cuatro candidaturas a los Oscar, es fruto del empeño de Coogan por llevar a la gran pantalla la historia real de una mujer que pasa toda su vida tratando de redimir el error que cometió siendo apenas una adolescente. Intérprete, protagonista y productor del largometraje, el actor británico no paró hasta convencer a Frears de la mina de oro que suponía el guión que había elaborado a partir de libro de Martin Sixsmith, el periodista al que pone rostro en la pantalla. Sixsmith es el flotador al que recurre Philomena para tratar de encontrar a aquel hijo que tuvo que dar en adopción en una Irlanda en la que los preceptos religiosos dictaban con mano de hierro la vida de los católicos. Juntos deberán desandar el camino recorrido por la mujer desde aquel acontecimiento fatal que marcará toda su existencia.
Los ingredientes que en otras manos podrían desembocar en mera sensiblería, Frears los transforma en un plato con espacio, sí, para la lágrima, pero también para la diversión y hasta la risa, presto siempre a pillar al espectador por sorpresa cuando cree tener todos los cabos atados. El realizador acude a recursos propios del thriller, la comedia, el drama y las historias detectivescas para armar con todo ello un majestuoso edificio sostenido sobre las formidables columnas de Dench y Coogan y que lejos de rehuir el mensaje político y social, lo acoge con cariño. Toda una revelación.