Vaya genio el profesor que envió a Steve McQueen a la clase de los repetidores y los gamberros. No resulta extraño pensar que allí, en medio de los 'hooligans' del colegio, el joven niño con una sensibilidad especial para el arte se sintiera totalmente fuera de lugar. Pero McQueen era (es) negro, y el sitio de los negros, en una escuela del Oeste de Londres, una buena zona de la ciudad, era el pelotón de los torpes. Años después, el director del centro reconoció que existía una especie de "racismo institucional" que llevaba a prejuzgar a los alumnos por el color de su piel. Ese racismo que sufrió McQueen le marcó para siempre, y quizá explique el origen de '12 años de esclavitud', la cinta que ha llevado al cineasta directamente a la primera fila de la pantalla mundial.
Creador total en el género audiovisual, el ahora premiado director de cine comenzó en el mundo del corto, con sonoras piezas que ya hablaban de sus obsesiones: la violencia, el sexo, la marginación, la difícil presencia del hombre en el mundo. 'Bear' (1993), 'Five Easy Pieces' (1995), 'Just Above My Head' (1996) o 'Western Deep' (2002) eran sus títulos. Incluso en 1999, McQueen, escultor, videoartista y director de videoclips, consiguió el prestigioso premio Turner.
Sin embargo, fue el salto al largo el que lo convirtió en una estrella mundial de la dirección, primero con 'Hunger', la cinta que cuenta la huelga de hambre del activista del IRA Robert George Sands, pero sobre todo, con 'Shame', la historia de un adicto al sexo que lucha por rehabilitarse. Ambas películas están protagonizadas por Michael Fassbender, el actor fetiche de McQueen, con el que ha desarrollado una simbiosis tal que ya no se concibe una película del director británico sin el actor alemán de origen irlandés.
En el libro autobiográfico de Solomon Northup en el que se basa '12 años de esclavitud', McQueen tenía todo el material que podía soñar para elaborar su mejor trabajo. Una historia que de por sí engancha, la de un negro libre en los Estados Unidos del siglo XIX que por una maldita casualidad vuelve a convertirse en esclavo, y que muchos aseguran que solo podía haber rodado un director negro. La sinrazón del racismo y de la esclavitud, el dolor físico pero sobre todo, el sufrimiento moral de los personajes y su impotencia ante la injusticia sobresalen en cada escena de este filme que abrió la temporada de los premios ganando el Globo de Oro a la mejor película dramática y el Bafta a la mejor película y que logró nueve nominaciones a los Oscar, entre ellas, la de mejor director para McQueen. Junto a un elenco maravilloso en el que, por supuesto, no podía faltar Michael Fassbender, el director británico firma una obra maestra que lo ha puesto a los pies del galardón más deseado.