Ficha técnica
Hollywood se desvive por las historias de redención. Y cuando quien la protagoniza es una de sus estrellas más rutilantes, es fácil que el olor a Oscar invada toda la sala. Eso es lo que ocurre con Matthew McConaughey, autor de una de las mayores mutaciones operadas en la industria a lo largo de los últimos tiempos. Justo cuando su carrera parecía condenada a una sucesión de comedias románticas basadas en guiones intrascendentes, el texano optó por dar un volantazo y empezar a conducir en sentido contrario. La maniobra ha resultado ser tan arriesgada como acertada. Hoy, el otrora galán con complejo de Peter Pan emerge como una de las sensaciones cinematográficas del momento, un actor tan capaz de deslumbrar con su histrionismo en 'El lobo de Wall Street' como de firmar un verdadero 'tour de force' interpretativo en 'Dallas Buyers Club', la cinta que le ha valido su primera candidatura al Oscar.
El filme, dirigido por el canadiense Jean-Marc Vallée, reúne buena parte de los ingredientes necesarios para convencer a los académicos. Basado en la historia real de un enfermo de Sida que plantó cara a la industria farmacéutica recurriendo al contrabando de medicamentos no autorizados, permite a McConaughey explotar unas virtudes que, hasta el momento, habían pasado desapercibidas, bien por la ceguera de quienes únicamente vieron en él una cara bonita bien por su amoldamiento a dicha situación. El actor se mueve a sus anchas en este escenario poblado de seres marginales que hacen frente a la adversidad y combaten a los poderosos a base de ingenio y coraje. Su actuación es tan deslumbrante como peligroso el periodo de preparación del personaje. Emulando a otros que asaltaron el Oscar vía transformación física radical -con éxito en el caso del Robert De Niro de 'Toro salvaje' (Martin Scorsese, 1980), sin él en el del To Hanks de 'Náufrago' (Robert Zemeckis, 2000)-, McConaughey llegó a alarmar a sus conocidos con su espectacular pérdida de peso, imprencindible para adoptar el rostro famélico del desahuciado Ron Woodroof al que pone rostro en la pantalla.
La titánica actuación de este David combatiendo a Goliat se ve secundada por otro intérprete que apunta las altas cotas que puede alcanzar, un Jared Leto también nominado al Oscar al mejor actor secundario, y por una Jennifer Garner que se desempeña con suficiencia en el papel de confidente del protagonista de la película. Un auténtico descubrimiento.