Con sólo dos secuencias en 'Julia', filme realizado por Fred Zinnemann en 1977, destacó Meryl Streep en su debut en el cine. No se podía imaginar por aquel entonces que sería nominada después hasta dieciocho veces a los Oscar y casi treinta a los Globos de Oro. Y menos cuando llegó a plantearse abandonar su carrera tras conocer al actor John Cazale en el rodaje de 'El cazador' e inició con él una relación truncada por la muerte de éste.
Es tan extraño que cualquier interpretación de la actriz no sea inmediatamente candidata a un premio que a veces parece que Streep actúe directamente pensando en la Academia, imaginando “ésta es la secuencia con la que se van a quedar impresionados los académicos”. 'Agosto', el texto con el que Tracy Letts ganó el Pulitzer en 2008, le ofreció varias de esas escenas para recordar. Y ella trató de no desaprovecharlas y darlo todo en cada una de ellas. Quizá en exceso. Es tal el énfasis que pone a cada uno de los conflictos en los que su personaje se ve envuelto en la película que en ocasiones puede pecar de exagerada. No era sencillo, no obstante, llevar a la pantalla grande esta obra de teatro sobre una familia de Oklahoma que se reúne tras la muerte del padre en una reunión en la que saldrán a relucir rencillas y secretos del pasado. Streep echa el resto con el papel de la matriarca del clan de los Weston, adicta a los dramas y a las pastillas y experta en arruinar las vidas de los que están a su lado, aunque sean sus propias hijas.
La Academia ha picado el anzuelo y ha vuelto a nominar a Streep que, de conseguir este año la estatuilla, acumularía ya tres, tras las logradas por 'La decisión de Sophie' y por 'Kramer contra Kramer'.
Lo ha sido todo en el cine. O casi. Fue 'chica Woody Allen' en 'Manhattan', abnegada esposa en 'Los puentes de Madison', religiosa inquebrantable en 'La duda', vilipendiada madre de 'Un grito en la oscuridad', y hasta dibujo animado en 'The Ant Bully'. Destacó en títulos indispensables como 'Adaptation', 'Las horas', 'La mujer del teniente francés' o 'Memorias de África' y en otros más prescindibles como 'La muerte os sienta tan bien' o 'Julie & Julia'. Se atrevió a ensalzar la figura de Margaret Thatcher en 'La dama de hierro', a adentrarse en el mundo de la moda en 'El diablo se viste de Prada', o a entonar las letras de ABBA en 'Mamma mia!'. Streep es valor seguro siempre. Y en el medio en el que se le pida. En teatro ha defendido textos de Bertolt Brecht o de Chéjov y en televisión salió airosa (y con nota) de la complicada miniserie de Mike Nichols 'Angels in América', adaptación de la obra de Tony Kushner.
Incluso cuando es excesiva, como en 'Agosto', la Streep sobresale.