Ahora o nunca. A punto de llegar a los cuarenta, Leonardo DiCaprio se encuentra ante la mejor oportunidad de su carrera para conseguir un Oscar: protagoniza una película de Scorsese que ha funcionado muy bien en taquilla (vista por más de un millón de personas en España), interpreta a un personaje real que le ha hecho enseñar una desconocida vis cómica… y le deben una. Hollywood nunca ha premiado a uno de sus hijos más conocidos.-nació en la misma Meca del cine- pese a que lo ha nominado hasta cuatro veces a la estatuilla.
El personaje con el que concurre DiCaprio a la ceremonia de los Oscar del próximo 2 de marzo tiene multitud de detalles para merecer el galardón: Jordan Belfort, el lobo de Wall Street, es histriónico, barroco, alocado, intenso y desquiciado. Una interpretación nada sencilla y con acertados toques de humor que traslada al espectador a aquella montaña rusa que era el mercado bursátil norteamericano en los noventa. Un papel lleno de momentos de inspiración como el subidón y posterior bajonazo de drogas en su casa, las fortísimas discusiones con su pareja o la inverosímil odisea en yate de lujo por el Mediterráneo. Tres horas de personaje que a muchos de sus seguidores se les hacen cortas.
Jordan Belfort es la (última) culminación de una carrera actoral completísima, que comenzó con papeles de 'niño guapo' de Hollywood y que se fue llenando cada vez de mejores y más variadas interpretaciones. Poco queda de aquel chico rubio de pelo a cazón que debutó en el mundo del celuloide en 'Critters 3' (después de pasar por la televisión en programas como 'Los problemas crecen'). Tampoco hay mucho ya del veinteañero que se hizo famoso en todo el mundo gracias al taquillazo de ‘Titanic’. Su encuentro con Martin Scorsese (primero en 'Gangs of New York', luego en otras cintas) le reportó otro enfoque, otras aspiraciones. Y llegaron las nominaciones al Oscar: primero por 'El aviador', luego por 'Diamantes de sangre'. Y los papeles afilados, con gancho, como el de 'Revolutionary Road' o el de negrero en 'Django desencadenado'.
En la carrera por la estatuilla dorada de este año al mejor actor se verá las caras con otros cuatro pesos pesados: el más temible es quizás el remozado Matthew McConaughey -curiosamente, uno de los que le da la réplica en 'El lobo'- y su interpretación en 'Dallas Buyers Club' que le valió también el Globo de Oro. Luego está el veterano Bruce Dern, que viene con el marchamo del Festival de Cannes de 2013, donde se premió su papel en 'Nebraska'. Y, por supuesto, los protagonistas de las dos favoritas: el metamórfico Christian Bale ('La gran estafa americana') y el atormentado -premio Bafta- Chiwetel Ejiofor ('12 años de esclavitud'). Cualquiera podría y merecería llevárselo, pero si DiCaprio lo ganara, el suyo sería un Oscar de justicia.