Ficha técnica
Temblad ante el esclavo cuando rompe sus cadenas, no tembléis ante el hombre libre. Este pensamiento está en la entraña de '12 años de esclavitud', centrada en la historia real de Solomon Northup, un hombre libre de raza negra vendido como esclavo en 1840. Personaje encarnado con garra por el actor británico Chiwetel Ejiofor que, de igual modo que su compatriota, el director Steve McQueen, han logrado la película definitiva sobre la esclavitud en Estados Unidos. Desde luego, realizar un filme con tan espinoso tema no era empresa fácil, ya que la trama argumental retrata con rigor implacable lo que hizo el esclavismo a la gente y de cómo encaminó a muchos por un camino de locura.
Historia que da pie a una tragedia de dimensiones épicas, donde la historia del sur profundo norteamericano se filtra en lo más hondo de unos personajes que restallan en la pantalla como el chasquido del látigo. Un realismo descarnado preside la función, extremadamente cruel en algunos momentos, donde el rostro humano adquiere toda su dolorosa dimensión. Pero no sólo hay una atención ferviente por la mirada del protagonista, sino que la precisión de los encuadres y las ilumina ciones al claroscuro confieren a su figura una dignidad y una autenticidad de primer orden.
Desde el punto de vista psicológico, '12 años de esclavitud' es extremadamente rica, ya que todos los personajes ofrecen una verdad atroz. Al mismo tiempo, la atmósfera decadente refuerza una historia secreta y abisal. ¿De dónde proviene ese malestar, esa turbación siniestra? La dureza y la lucidez de McQueen son arrolladas por el soplo de un viento que, al fin, traerá la libertad. Sin embargo, no encontraremos en este filme ese viento de alta mar, ese aire salino que se nos agarra a la garganta. Aquí el aire está enrarecido y hunde al espectador, lentamente, hasta el fondo de unas aguas heladas y petrificantes.