La operación militar estadounidense que costó la vida a Osama Bin Laden está descrita con brío en 'La noche más oscura', gracias al buen pulso narrativo demostrado por la oscarizada directora Kathryn Bigelow. Misión que ya fue publicada en forma de libro, con el título de 'No easy day', por uno de los principales implicados en la misma, escrito bajo el pseudónimo de Mark Owen y editado por el grupo Penguin. Los complejos sistemas que la CIA utilizó para dar con el escondrijo del líder de Al Qaeda, oculto en un recinto de la ciudad paquistaní de Abbottabad, están mostrados con absoluta precisión. Se trata de la Operación Neptune Spear llevada a cabo por un grupo de élite de los Navy Seals.
Un equipo de actores bien conjuntado conduce al espectador a través de toda una serie de enrevesadas investigaciones que tuvieron lugar en diversas partes del mundo, al tiempo que se analiza de forma rigurosa a posibles sospechosos, sobre todo a sujetos próximos a Bin Laden. Al fin se llegó a la conclusión de que uno de sus 'correos' más fiables era Ahmed al-Kuwaiti, hombre de confianza del terrorista más buscado del mundo y, por cierto, el que más resistencia opuso al audaz asalto, AK-47 en ristre.
Alta tensión, potencia descriptiva, realismo a ultranza y valor a prueba de bombas -nunca mejor dicho- por parte de cuantos integraron el arriesgado comando asaltante, están descritos con garra en esta amena película, también seca y percutante, rodada sin perifollos inútiles, con una capacidad de convicción difícil de superar. En ese sentido, la terca obstinación de una analista de la CIA (interpretada con empaque por Jessica Chastain), enfrentada a la burocracia militar y a ciertos métodos brutales, es admirable. 'La noche más oscura' se convierte así en un filme épico, intenso, con redaños, reforzado por una cámara certera que atrapa implacable gestos, actitudes y miradas con una determinación, que demuestra la habilidad, inteligencia y casta de Kathryn Bigelow.
