11.05.13 -
Juan Antonio Rubia Rodríguez, de 41 años de edad, era un hombre muy familiar. Entregado a sus dos hijas de cuatro y diez años, su mujer y su trabajo, apenas tenía tiempo para sus aficiones. Natural de la localidad de Triñosillos (Ávila), Juan Antonio llevaba muchos años viviendo en Valencia. «Éramos unos críos cuando llegamos a Valencia y estaba totalmente integrado. Su mujer es valenciana y una de sus hijas es fallera mayor infantil este año de una falla de la Pobla de Farnals», explica un familiar con voz compungida.
Sus amigos los definen como un hombre sincero, jovial y agradable en la conversación y el trato. Antes de hacerse cargo del bar con su esposa, Juan Antonio trabajó como camionero y también fue empleado de una empresa de precocinados. Sus excompañeros, sus vecinos de la Pobla de Farnals -localidad donde residía- y los clientes del bar de Rafelbunyol estaban ayer conmocionados e indignados por el doble crimen, tan inesperado como escalofriante.
El próximo lunes, la víctima iba a cumplir 42 años, un aniversario que nunca podrá celebrar con su gran familia. Sus seis hermanos estaban ayer sumidos en una profunda tristeza tras conocer la trágica noticia. Algunos de ellos acudieron al Hospital Clínico con la esperanza de que los médicos pudieran salvar su vida.
