LONDRES 2012
Javi Martínez se ejercita con la selección. / Efe
Japón no entiende de envidias. Cuando ven triunfar a alguien lo ensalzan. Lo siguen. Admiran los éxitos de los demás. Por eso eran famosos al copiar descaradamente diseños de creaciones europeas y americanas que después fabricaban con similar formato y menor precio. Ahora querrían copiar a España. Pero eso es imposible. No poseen el jugador técnico y pequeñito que ha definido las victorias del fútbol español desde que Iñaki Sáez y Juan Santisteban hicieron esta apuesta por el fútbol de toque y posesión hace quince años. Lo dice Ginés, técnico veterano de la Federación Española: "Sáez empezó todo esto. Dijo que haría de las selecciones inferiores una cantera como la del Athletic. Aquí está el resultado".
Los japoneses se quedaron pasmados cuando Milla chilló a sus jugadores, en el entrenamiento previo al partido, que el secreto era tener siempre el balón: "¿No arriesgarlo, pasarlo hacia atrás si hay presión y vuelta a empezar el rodillo, pero nunca perdedlo. Y en cuánto podamos, desmarques por las bandas, pase rápido en profundidad y centro al gol!".
No importaba que todo el mundo lo escuchara. La clave es que para hacer ese fútbol hay que poseer mucha clase en todo el equipo. Esa la tiene España. Otras selecciones no cuentan con seis jugadores en el once que puedan retener el balón con recursos ilimitados. Milla contabiliza a Isco, a Koke, a Mata, a Javi Martínez, a Ander Herrera, a Jordi Alba... Demasiada calidad.
El caso es que la prensa nipona, dominada mentalmente por las glorias de las selecciones españolas de fútbol, persigue a la olímpica con devoción. "¿Ese es Javi Martínez?", cuestiona Itsuko, una periodista de Nagasaki. Cuando se le confirma, abre la boca. Es uno de los ganadores de la Eurocopa. Y preguntan dónde está Jordi Alba. En la lateral izquierdo. Y Mata. Cambiando de banda, de izquierda a derecha constantemente, según el juego. Nos veneran.
