
Pau Gasol encesta una canasta./Reuters
Estados Unidos o la duda. El partido entre España y Brasil tenía dos lecturas y ninguna parecía buena. La victoria salvaba el honor del ganador pero le sentenciaba a una posible semifinal imposible ante el ogro del torneo. La derrota conllevaba el premio de un camino accesible hacia la final olímpica y despertaba las suspicacias lógicas por el perdedor beneficiado. Brasileños y españoles, que ya habían asegurado, casi desde el sentimiento de ofensa, que no entendían que se pudiera saltar a la pista sin competir, cumplieron con el espíritu deportivo que se les suponía -más los primeros, que pusieron más ganas en el empeño- y disputaron un partido raro, pero que repitió el esquema de los últimos choques de ‘La Roja’ en el torneo: dominio, inestabilidad posterior y sufrimientos final. El partido se los llevaron merecidamente por 82 a 88 los sudamericanos, que figuraran en los libros de Londres 2012 como una de las muestras de ‘fair play’.
El partido se alejó de la ortodoxia aunque no dejó dudas sobre su limpieza, y eso que los sudamericanos sembraron las primeras sospechas con la ausencia de Nené Hilario, uno de sus pilares interiores, que no realizó ni el calentamiento.
Pero los primeros minutos ya mostraron que los dos contendientes se habían olvidado de futuros cruces y suspicacias, y se centraron en un choque que tenía muchos alicientes. Splitter y Verajao mantenían a los brasileños desde dentro de la zona, mientras que Pau Gasol se dedicaba a esforzarse como si de una final se tratara y cargaba con el juego ofensivo de los suyos, anotando 13 de los primeros 18 puntos hispanos.
Los de Scariolo fueron abriendo un hueco que alcanzó los nueve puntos en varias ocasiones del primer cuarto, cerrado con un favorable 26-17, entre la continua entrada y salida de jugadores de uno y otro banquillo. Los dos técnicos hicieron saltar a la pista a sus hombres disponibles (todos, salvo el mencionado Hilario), en una rotación atípica que provocó muchas imprecisiones y rompió el ritmo del partido. España perdió nivel defensivo y mostró lagunas importantes en el rebote bajo su aro. En el desconcierto de cambios, Brasil se sintió más cómodo que su rival y limó la diferencia. Otro nuevo estirón de los Gasol permitió a España llegar al descanso con seis puntos de ventaja (44-38).
El tercer periodo comenzó con marca histórica, la que logró Pau al anotar la canasta que daba a la selección el punto 46. El de los Lakers se convirtió en el máximo anotador español en los Juegos Olímpicos, superando a Juan Antonio San Epifanio ‘Epi’. El mítico alero del Barça participó en cuatro torneos, por tres del pívot. Aparte de este dato, el juego siguió evolucionando a tirones, extraño en su discurrir hasta su final. De repente la distancia se marchaba por encima de la decena como los brasileños la recortaban y volvían a alejarse.
Un arreón, encabezado por un excelso Barbosa en el último cuarto, colocó a Brasil por delante por primera vez en el choque a falta de cuatro minutos. Una vez más, a sufrir en la fase final. Y otra vez, como ante Rusia, con triste desenlace. El afán defensivo de los brasileños y la desgana, desacierto y bloqueo mental de su rival provocaron un infame parcial final de 16-31 que dio a España el premio inmerecido de evitar a Estados Unidos. Aunque más le vale cambiar radicalmente de actitud para pensar siquiera en derrotar a Francia, el rival de cuartos.
Scariolo debe estar preocupado por la escasa aportación de sus jugadores de perímetro. Entre Pau (25 puntos), Marc (20) e Ibaka (14) lograron 59 puntos, mientras que los exteriores continuaron con su particular serie de inestables actuaciones, sin ningún referente con cierta regularidad.