LONDRES 2012
Un atleta atiende a la prensa./Franck Fife (AFP)
El arranque de los Juegos ha dado lugar a una serie de errores de organización que, de no corregirse, pueden acabar afectando muy negativamente a la imagen de Londres 2012. Son bastantes las quejas sobre el Info Sistem del centro de prensa, mucho más lento en actualizarse que en Atenas o Pekín. Ahora bien, el tema del transporte es el que más ha dado de qué hablar. Para mal, se entiende. Algunos de los primeros atletas que llegaron a la capital británica, hace ya una semana, comentaron en sus cuentas de twitter la odisea que había sido para ellos llegar a la Villa Olímpica. Mike Krzyzwski, el seleccionador de baloncesto de Estados Unidos, por su parte, prefirió de tirar de ironía y el viernes aseguró que los conductores del autobús que traslada a los integrantes de este nuevo Dream Team a Stratford se pierde en cada esquina. “Si nuestro juego es tan contante como la constancia de los chóferes en extraviarse, no tendremos problemas”, comentó.
También los periodistas presentes han tenido que vivir situaciones casi grotescas. La noche de la ceremonia de apertura, por ejemplo, la organización decidió suspender a las doce de la noche los autobuses que conducen a los informadores desde el centro de prensa hasta la estación de Stratford. El lío fue tremendo, las colas larguísimas y las esperas eternas para acceder a los autobuses que llevan a Rusell Square. Algunos, además, tuvieron la mala suerte de pillar con un conductor que no conocía Londres o que había perdido, repentinamente, su sentido de la orientación, porque el caso es que el hombre se perdió y acabó metido en las estrechas callejuelas del Soho, detrás de un camión de la basura. El viaje se prolongó durante más de hora y media y terminó con una cerrada ovación para el conductor, que no sabía donde meterse.
Otra de las cuestiones que están aflorando es la falta de información de muchos voluntarios. Son educados y atentos, pero su nivel de adiestramiento es mínimo. Ayer, por ejemplo, el cronista que esto suscribe y dos compañeros necesitaron media hora desde que accedieron al enorme centro ExCel hasta que pudieron acceder a sus pupitres de prensa para contemplar el judo. Cuatro voluntarios dando indicaciones contrapuestas sobre la localización de la tribuna y una mala señalización contribuyeron a ello. No es extraño que el recuerdo de Pekín ya comience a provocar algunos suspiros.
