La experiencia de Irak y la influencia de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, han convencido al presidente estadounidense, George W. Bush, de que la po- lítica de ataques preventivos y el «estás conmigo o contra mí» no le beneficia. Prueba de ello son los esfuerzos diplomáticos que su Gobierno hace para resolver la crisis de Irán y la de Corea del Norte. Es la respuesta de Bush a esta última la que ha convencido a la revista Time para declarar en su portada de esta semana que «la 'diplomacia cowboy' ha muerto».
Hace cuatro años, cuando el presidente texano hablaba del «eje del mal», el desafío de un dictador como Kim Jong II, que lanzó no uno sino siete misiles entre el Día de la Independencia y el sesenta cumpleaños de Bush, habría resultado inexorablemente en una serie de amenazas dialécticas, como mínimo, si no en algún tipo de acción militar. No obstante el mandatario midió su tono, prometió «trabajar con sus amigos y aliados» para enviar «un mensaje de unidad», y se refirió a la diplomacia como la vía preferida media docena de veces en el mismo discurso. La Casa Blanca rechaza que eso suponga un cambio de estrategia, porque «la percepción de que la doctrina de ataques preventivos era la única que guiaba nuestra política exterior no es correcta», insistió el consejero Dan Barlett a Time. Sin embargo no convenció. La prestigiosa publicación recuerda que la deposición de Sadam Hussein debía haber sido «una singular demostración de la doctrina Bush: un rápido y decisivo ataque contra la tiranía en el corazón de Oriente Próximo».
Mensaje
Con ello se pretendía enviar un mensaje al resto de los malhechores del mundo, como Corea del Norte o Irán, para que se lo pensaran dos veces antes de poner a prueba la paciencia de Estados Unidos con regímenes interesados en la adquisición de armas de destrucción masiva.
Tres años y más de 2.500 soldados muertos después, las tropas americanas siguen luchando casa por casa en Irak, y ni siquiera tienen bajo control la capital o la carretera al aeropuerto. Aunque la Casa Blanca está convencida de que es demasiado pronto para extraer conclusiones y de que la historia le hará justicia, Bush ha pagado con su popularidad, que se encuentra en niveles semejantes a los de Richard Nixon en el momento de su dimisión.
Y es que Irak se encarga cada día de dar argumentos a sus críticos. Ayer al menos siete personas murieron cuando un grupo de hombres armados abrió fuego contra un minibús en barrio de mayoría suní del oeste de Bagdad.
En total, dieciséis personas fallecieron y cerca de un centenar resultaron heridas en diversos actos terroristas. Ninguna de las comunidades religiosas se salvó de la sangría. Incluso, un camión bomba explotó ante la sede de la Unión Patriótica del Kurdistán en en Kirkuk con un saldo de tres fallecidos.