La voz Digital
Sábado, 8 de julio de 2006
  Alertas   Envío de titulares    Página de inicio
PORTADA NOTICIAS ECONOMÍA DEPORTES OCIO CLASIFICADOS SERVICIOS CENTRO COMERCIAL PORTALES


PORTADA
Opinion
El punto del carné
Imprimir noticiaImprimirEnviar noticiaEnviar

Publicidad

Las carreteras se ven estos días como a cámara lenta. En la autovías pocos se atreven a ocupar la vía de adelantamiento, aunque el de delante vaya a ochenta. La aplicación desde hace una semana del llamado carné por puntos nos tiene a todos sobrecogidos y con la sensación de que deberíamos repasar el código de circulación por si nos pillan contraviniendo cualquier señal. Hasta lo de «coto privado de caza» nos hace dudar, ¿tendrá algún significado en la nueva norma?

No es por polemizar, pero a mí me parece estupendo. La contención de los excesos que pueden acabar en dos segundos con tu vida y con la de otros es cuanto menos sensata. Eso y que la norma sirva para que la carretera y la calle se tomen como lo que son vías para llegar normalmente al sitio al que vamos, sin dejar estelas que harían bailar una peonza a nuestro paso.

El sevillano de La Luisiana al que quitaron el carné el primer día asegura que nunca antes le habían puesto una multa. Como si esa afirmación restara credibilidad a que conducía haciendo zigzag y llevaba dentro una destilería. Si a ese señor y a otros como él, que no dudo serán muy buena gente, le quitan el carné y pasan dos años fuera de las carreteras, la mayoría conduciremos más tranquilos y sin miedo a que nos avasallen o nos manden al kilómetro cuatro.

Estoy aplicando el género masculino porque el 88,3% de los infractores durante estos primeros días del permiso por puntos han sido hombres. No me gusta echar mano de la distinción entre hombre o mujer, pero en la conducción las formas son bien distintas. Las estadísticas están ahí. El seguro nos cuesta más barato porque somos menos imprudentes y porque la mayoría no nos tomamos la carretera como un circuito, ni al que va delante como el Schumacher a batir.

Estoy hasta las narices de que majaretas al volante te hagan desde muy lejos señales con la larga cuando estás adelantando a un camión que va a noventa, porque él quiere seguir conduciendo a doscientos kilómetros por hora. Normas como la del carné por puntos pueden frenar esa agresividad manifiesta y mandar a hacer piernas y a recordar el código de circulación a gente que respeta poco o nada a los demás conductores. Siempre les quedará el consuelo de contratar un seguro por retirada del carné para que, según reza en la publicidad, puedan costearse llevar y traer a sus hijos al colegio y para transportes alternativos.

En toda esta historia subyace la pregunta de qué hacemos con vehículos con tantísimos caballos de potencia, si no se puede pasar de 120 kilómetros en el mejor de los casos. Y también la duda de que esa norma tenga un mero afán recaudatorio, aunque antes las mismas infracciones también tenían multas económicas y los guardias civiles que vigilan las carreteras son los mismos.

Me sobrecoge que, en base a estos argumentos y a otros contrarios a la norma, se diga que sólo se ha reducido en dos el número de muertos en carretera respecto al mismo fin de semana del año pasado. Como si evitar que mueran dos personas no justifique que se apliquen medidas como ésta o más rígidas. ¿A nadie que haga suya esa dichosa afirmación le ha dado por pensar que quizá él mismo o su hijo podrían haber sido esos dos muertos si se cruzan con el de La Luisiana o con cualquiera de los otros que detuvieron ebrios? Pues yo sí, y por eso me alegro de que los próximos veinticuatro meses vayan en bici.



Sudoku Canal Meteo Horóscopo
Vocento