Esta vez el Gobierno sí respondió al PP. La afirmación de Mariano Rajoy tras la reunión entre el PSE y Batasuna de que Zapatero «no representa al Estado» sino a sí mismo hizo saltar por los aires la consigna autoimpuesta de no contestar a las críticas y 'provocaciones' para evitar ahondar la fractura que los separa ante el proceso de paz. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, advirtió al presidente del PP de que esas declaraciones le colocan «fuera del sistema democrático». A su juicio, Rajoy pretende despojar de legitimidad a un presidente del Gobierno elegido en las urnas y «se declara insumiso al Estado de Derecho».
De la Vega reiteró que el «único objetivo» del encuentro «era, es y será» dejar claro a la formación independentista que «sólo puede ser legal volviendo a la ley y aceptando las reglas del juego democrático». «Dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada», insistió con el principio recogido en el fenecido pacto de Ajuria Enea. Fuentes del Gobierno reconocen que aún es pronto para saber si la reunión dará frutos, pero consideraron positivo que pudiera celebrarse.
«No sabemos lo que ocurrirá dentro de unos meses pero Otegi ofreció una imagen diferente a la que estábamos acostumbrados», argumentan. Los portavoces consultados subrayaron además como hecho positivo que el dirigente del partido ilegal huyera de la retórica maximalista habitual en sus intervenciones y «bajara a la tierra de lo posible». Estas mismas fuentes dijeron ignorar si hubo una respuesta de los representantes de Batasuna a las peticiones del PSE para que dieran pasos hacia la legalización, el objetivo de la cita para los socialistas vascos. En el Gobierno, de todos modos, se mantiene la confianza en que el calendario hilvanado se mantendrá y, en consecuencia, los abogados de Batasuna solicitarán este verano al Ministerio del Interior la regularización de la situación de la formación.
Llamamiento al PP
La vicepresidenta eludió valorar la cita y se mostró esquiva sobre si colmó las expectativas del Ejecutivo. Sin embargo, defendió que todos los pasos dados por Zapatero respecto a ETA «son trabajos por la paz con mayúsculas -sentenció-; por una paz irreversible». Con este argumento realizó un nuevo llamamiento al PP para que respalde el proceso. Pero en su apelación, se hizo aún más patente el malestar con Rajoy : «haría un mejor servicio al Estado si se pusiese del lado de quienes, dentro del respeto a las reglas del derecho, trabajan por conseguir la paz».