AUNQUE nadie conoce el paradero actual del ex concejal del PA en Marbella, Carlos Fernández, sobre el que pesa una orden de detención, al relacionarlo el juez Miguel Ángel Torres con la trama de corrupción del Ayuntamiento marbellí, ni tampoco se tengan testimonios de conocidos, amigos o familiares, sobre datos concretos en los últimas días del sospechoso de «habérselo llevado», no parece creíble, en puridad, que Fernández sea un abducido, si bien tampoco se antoja imposible que el ex edil y ex militante andalucista se encuentre enfrascado en los últimos días en una especie de reflexión mística por algún confín alejado de las pompas humanas sobre flaquezas y tentaciones que los tiempos contemporáneos tienden a las criaturas más proclives a las vanidades y a las pasiones puntuales.
Fernández podría estar, según testimonios no confirmados de personas sin identificar, cruzando valles, enfilando laderas, caminando entre riscos y matas silvestres y avanzando, en definitiva, por los legendarios caminos de la España medieval y cristiana que conducían a Santiago.
¿Podríamos estar ante el proceso de arrepentimiento de un gran pecador? En principio, no es descartable ninguna posibilidad, como suele decirse en el convencional y rancio mundo ejecutivo. Saldremos de dudas, en cualquier caso, en poco tiempo, salvo que la historia se politice y se nombre una comisión de investigación que acabe enfrentando a gobierno y oposición.
Pero pensemos en positivo. Carlos Fernández puede aparecer en cualquier momento con una sonrisa beatífica en su rostro de político curtido y una luz especial en su mirada de pecador para enfrentarse a la justicia de los hombres. Una posibilidad que no le extrañaría a nadie que ha vivido el camino de Santiago, del que, unánimemente, se dice que transforma en positivo y para siempre a los que viven experiencia tan vital y hermosa. Si así fuera, sería el hallazgo total. Todos los políticos a Santiago a pie con vestimenta talar, cantados salmos, mortificándose con la dureza del camino y renunciando de por vida al transfuguismo.