«No es lo mismo ser que ejercer de alcalde». Además de sus críticas al latido socialista del Gobierno local y su desdén hacia la oposición, este aforismo enunciado el pasado fin de semana por el primer teniente de alcalde, Pedro Pacheco, sigue levantando polvareda en el ambiente político de la ciudad. A pesar de que los socios del PSA ponen paños calientes, la oposición destaca que la grieta entre ambos partidos se acrecienta cada día.

La principal receptora de las puyas andalucistas, la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, eludió la polémica y prefirió no opinar sobre las descalificaciones del coordinador del Área de Política Territorial. «No quiero entrar en discusiones bizantinas y prefiero no entrar a valorar lo que diga mi socio», subrayó Sánchez, que recalcó que su trabajo «consiste en sacar adelante los problemas de los ciudadanos».

La oposición no fue tan parca como Sánchez, y aprovechó una vez más para cargar contra el Gobierno local. «Prueba que existen dos gobiernos municipales y que la alcaldesa no manda», incidió el presidente de los populares jerezanos, Bernardo Villar, que recalcó que en su opinión «Pacheco no ha asumido el papel que le toca».

«Está obsesionado consigo mismo y se pone de manifiesto que él tiene un pacto con el Partido Socialista de varios años», agregó Villar, aludiendo a la «amistad» confesa que une el primer teniente de alcalde con el secretario general de los socialistas gaditanos, Francisco González Cabaña. En cuanto a las correcciones que Pacheco el convenio de Ikea, Villar insistió en que «se le olvida decir que el Partido Popular fue el primero en decir que el convenio de Ikea no era bueno para la ciudad». «Es importante hacer cosas, pero también presentar las cuentas de las cosas que se hacen», ironizó Villar.

Interés

«Poner una zanahoria y firmar a cualquier precio». Así calificó el único edil de Izquierda Unida, Joaquín del Valle, el panorama auspiciado en el Gobierno local por la llegada de Ikea. «Lo triste es que no tengamos ningún documento y podamos tener una valoración coherente de la realidad», lamentó Del Valle, que abundó en que «lo que hay en Jerez no es un pacto sino un acuerdo de interés político: unos por no abandonar el poder y los otros por alcanzar el poder por cualquier precio». «Que nos expliquen en qué ha cambiado las condiciones de vida en estos tres o cuatro años», zanjó.