Uno sí, Rafael Nadal, y dos, no, David Ferrer y Fernando Verdasco. Es el balance de la participación de los tres españoles en octavos de final de Wimbledon, algo que no se había producido nunca antes. Si Nadal solventó favorablemente su compromiso con el alocado georgiano Irakli Labadzle, Ferrer no pudo superar la mayor experiencia de un Lleyton Hewitt cargado de paciencia para devolver bola tras bola y Fernando Verdasco, casi fundido por el esfuerzo, con sendas lesiones en un pie y en los gemelos, vio como el checo Radek Stepanek le dejaba al margen de los cuartos de final.

Nadal ha dado otro paso adelante frente a un rival cuyo cerebro le suele fallar en algunos momentos. Labadzle, aparte de perder, protagonizó un show de despropósitos y mereció el aviso. Lanzó la raqueta al suelo con fuerza, se incomodó con los árbitros, juró en arameo para replicar a un aficionado que le había insultado y, en definitiva, fue un oponente que se entretuvo más en cuestiones al margen del partido que de jugar. Labadzle tiene un saque fulminante, pero falla bolas largas por desajustes abismales. El de Manacor, sin conseguir su mejor tono, fue capaz de controlar a este profesional cuyo comportamiento distó muchísimo que desear. El mallorquín se cruzará en cuartos con otro zurdo, el finlandés Jarkko Nieminen, sobre el que registra dos victorias en otros tantos enfrentamientos.

Si Nadal obtuvo su objetivo, Ferrer y Verdasco se han despedido. El alicantino tuvo en Hewitt, campeón en 2002, un adversario que no perdió la calma. El australiano se limitó a devolver la bola para provocar el error del español. En cuanto a Verdasco, aunque cobró ventaja sobre Stepanek, el calor, unido a problemas físicos del madrileño facilitaron la clasificación del checo. Después, en la conferencia de prensa, comentó que «hubo un momento en el quinto set que, a causa de los problemas en el gemelo y en un dedo del pie izquierdo estuve tentado de retirarme».

Por su parte, Roger Federer, tres veces campeón, apenas tuvo que emplearse a fondo para derrotar al checo Tomas Berdych. Cuando se lo propuso apretó el ritmo y su adversario encontró serias dificultades para replicar en el intercambio de golpes. El suizo se cruzará con el croata Mario Ancic.