«Vencer o morir». Éste podría ser perfectamente el lema del brasileño Luis Felipe Scolari, un hijo de emigrantes italianos que no esconde los enérgicos métodos que le han guiado al éxito. A sus 57 años, ha pulverizado todos los récords. Conquistó el título como seleccionador de la canarinha hace cuatro años, condujo luego a Portugal al subcampeonato de Europa y ahora ha metido a los lusos entre los cuatro mejores del universo por vez primera en los últimos 40 años. Desde la época del mítico Eusebio, Portugal no vivía algo así. Suma 11 victorias consecutivas en fases finales de la Copa del Mundo -12 si se contabiliza el triunfo por penaltis de Gelsenkirchen-, y es la bestia negra de los ingleses, a los que ha enviado de vuelta a casa en cuartos de final de los tres últimos grandes certámenes. Pero Scolari, un sargento con mano de hierro, no se conforma y quiere más. Aunque tras el triunfo ante la escuadra británica se mostró cauto y dijo que le daba igual cruzarse con Brasil o Francia en Fráncfort, su euforia se hizo más evidente cuando supo que la batalla será ante los galos.
«No puedo exigir a los jugadores más de lo que están haciendo, pero podemos llegar a ser campeones porque ya estamos entre los cuatro mejores. Tengan fe. Confíen en que estos jugadores se van a entregar al máximo. Es necesario un pensamiento positivo», sentenció. Y ello a pesar de que considera que el equipo de Raymond Domenech es justo semifinalista.
-¿Cómo vivió desde el banquillo el sonado éxito ante los ingleses?
-Fue maravilloso, con todo lo que se puede esperar de un partido de cuartos de final de un Mundial. Hubo ocasiones, pasión, emoción, espectáculo. Fue un duelo vibrante en el que sólo los penaltis separaron a los dos equipos. Quiero felicitar a Inglaterra, jugó un partido increíble con diez jugadores.
-¿Por qué no supieron aprovecharse de la inferioridad británica?
-Se cerraron bien, nos vimos obligados a intentar demasiados disparos desde larga distancia y ese no es, precisamente, el punto fuerte de los portugueses. Tratamos de entrar por las bandas, pero los ingleses nos lo impidieron. Parecía que éramos 11 contra 11.
-Con los antecedentes ante Inglaterra y lo que ocurrió hace cuatro años en Lisboa, donde Ricardo ya fue el héroe, ¿estaba seguro de que el triunfo no se escaparía cuando se llegó a los dramáticos penaltis?
-No sabía si íbamos a ganar, pero Ricardo ha trabajado muy duro en los últimos años para mejorar en este aspecto y todos confiábamos en él. Aunque los lanzamientos de los ingleses no fueron malos, él acertó en su colocación. Se nota el buen trabajo de Brassard (el preparador de porteros).
-¿Qué destacaría de sus hombres?
-Una vez más, demostraron que saben luchar por sus compañeros, ser solidarios. Seguimos progresando como equipo porque han sabido agregar un nuevo espíritu de lucha a su calidad.
-¿En qué va a centrar su trabajo los próximos días?
-En convencer a todos de que fue importante alcanzar la final de la Eurocopa y ahora la semifinal, pero que no podemos conformarnos con eso sino aspirar a llegar a lo más alto. Vamos a preparar bien el partido contra Francia y, sobre todo, intentar recuperar al cien por cien a Figo y Cristiano Ronaldo, nuestros dos hombres lesionados. Mañana también podremos contar con Deco y Costinha, sancionados ante Inglaterra.
-¿Tiene más mérito para Scolari este logro con Portugal o el título conseguido con Brasil?
-Ha sido más difícil alcanzar la semifinal con Portugal que la final con Brasil, porque Portugal sólo tiene 10 millones de habitantes, nada en comparación con los 180 millones de Brasil. Además, el 50% de los jugadores que actúan en Portugal son extranjeros. Por su tradición, Brasil tiene más facilidad para ganar partidos.
-¿Le molesta que se sigan criticando sus métodos?
-Desde el respeto, cada uno puede pensar o decir lo que quiera. Soy un entrenador al que le gusta obtener resultados. No soy un mentiroso que predica ganar de forma vistosa, hacer un fútbol bonito. Quiero triunfos. Y el que ha hecho un juego lindo ya está en casa. No digo que no merezca la pena dar espectáculo. Si se puede combinar ganar y jugar bien, perfecto. Pero si no se consiguen victorias, me quedo sin trabajo.
-¿El choque ante Inglaterra demuestra que acertó al no aceptar el relevo de Eriksson antes del Mundial?
-No podía firmar ni comprometerme a nada con la Asociación Inglesa antes del campeonato porque creía que no sería ético exigir a mis jugadores que salieran a muerte si se enfrentaban a un equipo con el que ya estaba comprometido.