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Jueves, 29 de junio de 2006
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SOCIEDAD
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«No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones»
El experto en sistemas de creencias completa con 'El Islam' su trilogía
«No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones»
Hans Küng, ayer durante la entrevista. / COLPISA
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No hay más dios que Dios y Mahoma es su profeta. Con este simple enunciado, una tribu árabe consiguió convertir su religión en la segunda del planeta; no tardará en ser la primera. Por eso, es razonable suponer, como Hans Küng, que «no habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones» y que «no habrá paz entre las religiones sin diálogo». A sus 78 años, el teólogo suizo ha completado con El Islam. Historia, presente, futuro su trilogía sobre las tres grandes religiones monoteístas. Es su contribución a la tercera parte de su tesis: «No habrá diálogo entre las religiones si no se investigan sus fundamentos».

-¿Llega este volumen en un momento especialmente oportuno?

-Pues sí. Llevo muchos años trabajando en este proyecto, pero ahora, tras los atentados del 11-S y del 11-M, es más necesario que nunca.

-¿Por qué?

-Porque en el mundo de hoy la convivencia pacífica es imposible si las religiones no dialogan, y no pueden dialogar si se basan en prejuicios. Superarlos es complicado, no basta con conocer a un musulmán o dos ni leer la prensa, hay que profundizar. Mi propósito es preparar a la gente para este diálogo.

-¿Son las religiones las que tienen que dialogar? ¿No sería mejor que dialogaran las civilizaciones, sin injerencia de las creencias?

-Los profetas del ateísmo, como Feuerbach, Marx o Freud, proclamaron el fin de la religión. Era una opinión ilusoria, una falsa profecía. No es posible un mundo ateo, porque la religión puede crear enemistad, odio y guerra, pero también entendimiento, reconciliación y paz.

-¿Por ejemplo...?

-En muchos países ha contribuido a que cambios radicales se realicen sin sangre. En Sudáfrica se terminó con el apartheid, en Polonia y en la RDA hubo, no revoluciones de las armas, sino revoluciones de las velas. También en Iberoamérica ha ayudado a la reconciliación.

-En otros lugares los sentimientos religiosos han desatado guerras y matanzas.

-Muy cierto, y soy el primero que critica a las religiones cuando lo merecen, aunque también hay que reconocer sus efectos positivos. Sería estúpido criticar a la música porque algunos ejércitos llevan bandas de trompetas para animar al combate.

-Sin necesidad de ser ateo, ¿no sería más conveniente, para estas cuestiones, ser laico?

-Desde luego, pero dentro de un orden. El Islam ha tenido experiencias laicas, como Atatürk en Turquía, y en Europa no queremos una sociedad clerical, con normas romanas en materia ética. Pero en el otro extremo tenemos a Francia, donde la separación religión-Estado impide la enseñanza de estas materias en la escuela.

- ¿Y eso es malo?

-Lo es, porque le quitas algo a la gente y no le das nada a cambio. Todos estos jóvenes que han perdido la fe tradicional, ¿en qué tienen fe ahora? ¿En la República Francesa? ¿En el presidente Chirac? Sólo creen en el fútbol. Entre clericalismo y laicismo a ultranza hay un término medio, que es la tolerancia, la formación elemental de la juventud y el reconocimiento del otro.

-¿Cuál es la gran virtud del Islam?

-Que no separan fe y vida pública. Además, tienen una fe muy concentrada y sencilla, y para un cristiano es un desafío, porque no es fácil explicar dogmas como el de la Trinidad a un musulmán.

-Ni siquiera es fácil explicársela a un cristiano...

-(Mira con ojos desorbitados y suelta una carcajada) ¿Eso lo ha dicho usted, no yo!

-Después de profundizar y comprender tanto el Islam, ¿no ha sentido la tentación de convertirse?

-Cuando uno está seguro de sus convicciones, el diálogo sólo las refuerza, nunca las debilita. Estudiar a Jesús, sus palabras, sus gestos, sus luchas, sus conflictos, su mensaje, me ha dado la mejor razón para seguir siendo cristiano. Él me da la respuesta a por qué es mejor amar que odiar, ayudar que dañar y ser veraz que mentir.



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