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Viernes, 23 de junio de 2006
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ESPAÑA
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Maragall dice que Zapatero nunca le animó a presentarse a la reelección como presidente
Agradece al jefe del Gobierno su «coraje» para impulsar la reforma del texto catalán Acuerdan poner en marcha de inmediato los mecanismos para aplicar el 'Estatut'
Maragall dice que Zapatero nunca le animó a presentarse a la reelección como presidente
CONFIDENCIAS. El jefe del Gobierno saluda al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, a su llegada ayer a La Moncloa. / EFE
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Pasqual Maragall dijo ayer que José Luis Rodríguez Zapatero nunca le animó a presentar de nuevo su candidatura a la Presidencia de la Generalitat. La fallida legislatura del tripartito y el desgaste por la tramitación del Estatuto de Cataluña forzaron al president a tomar una decisión de la que muy pocos intentaron disuadirle. Entre los partidarios de que el dirigente catalán volviese a dirigir el Gobierno autonómico nunca estuvo el jefe del Ejecutivo central. Maragall reconoció ayer que «el presidente del Gobierno no ha incidido nunca en este tema y no tenía que hacerlo». Rodríguez Zapatero conocía las intenciones del president antes de que éste anunciara el pasado miércoles su retirada en una declaración institucional en el Palau de la Generalitat. El secretario general del PSOE había ordenado a los suyos no interferir en el proceso de sucesión de sus compañeros de Cataluña y él tampoco lo hizo.

En el PSOE y en el Ejecutivo ven con buenos ojos la sustitución de Maragall por el primer secretario del PSC, José Montilla, sobre todo después del desgaste que para los socialistas ha supuesto la gestión y los tintes «nacionalistas» del Gobierno hermano de Cataluña. Un día después de anunciar su retirada, el presidente de la Generalitat se reunió con Rodríguez Zapatero en el Palacio de La Moncloa. Evitó hablar de su decisión y pasó de puntillas sobre la cuestión sucesoria del PSC, aunque dijo tener una opinión «muy positiva» de Montilla y reconoció haber abordado ese asunto en su encuentro con el presidente del Gobierno.

Sin distanciamiento

A pesar de que Rodríguez Zapatero ya no le defiende a capa y espada frente a sus detractores, el president negó que se haya producido ningún tipo de distanciamiento entre su «amigo» y él. Afirmó rotundo que su relación «nunca ha sido tan buena como ahora», aunque admitió que quiso aclararle que el «catalanismo político es una cosa y el nacionalismo es otra». El president intentó que su presencia en La Moncloa no pareciera una despedida y defendió que su labor en los meses que le quedan de mandato será tan importante como hasta ahora porque deberá poner en marcha el Estatuto catalán. Rodríguez Zapatero prometió el pasado domingo no regatear en la aplicación del texto y Maragall le tomó ayer la palabra al forjar con él un compromiso para desarrollarlo de inmediato.

El jefe del Ejecutivo catalán dejó entrever su pesar por haber luchado por un texto que aplicarán otros y reconoció que no le gustaría que CiU lo administrara. En este punto juzgó que «no sería lógico, justo ni positivo» que los nacionalistas lo pusieran en marcha y aseguró que Rodríguez Zapatero comparte su opinión.

En cualquier caso, reconoció la «importante aportación» de Artur Mas al texto. En un principio estaba previsto que ni Maragall ni Rodríguez Zapatero dieran cuenta de la reunión de ayer. Pero el president cambió los planes de La Moncloa y aprovechó su presencia en la sede gubernamental para elogiar el papel del jefe del Ejecutivo en todo el proceso, ensalzar «su coraje» y su decisión de «asumir riesgos» para que Cataluña tuviera un nuevo estatuto.

Por último, Maragall reconoció que en las dos horas y media de reunión, el presidente del Gobierno le ofreció desempeñar una nueva labor cuando deje la Generalitat. No aclaró de qué se trataba, pero insinuó que lo había rechazado porque «la conversación en ese punto duró poquísimo».

Aseguró que la buena relación con Zapatero «va a seguir» y dejó claro que «la identidad de proyectos es total, siempre sin cerrarnos el horizonte a variaciones conceptuales que son absolutamente imprescindibles si se quiere ser fiel al pasado, al presente y a las aspiraciones del pueblo de cara al futuro». Asimismo apuntó que en la reunión hablaron de la España diversa y coincidieron en que España no funcionaría bien si no hubiera un reconocimiento de las diferencias existentes entre las comunidades autónomas.

Consenso

Recalcó que con el nuevo Estatut se acaba el victimismo en Cataluña y consideró que es un éxito de la sociedad catalana y de la sociedad española en su conjunto, y animó a los que votaron «no» en el referéndum a sumarse al consenso y «dejar a un lado la irritación». Subrayó la importancia de las líneas de actuación que se abren ahora con el desarrollo del texto y anunció que la Generalitat va a transferir al sector local una parte importante de las competencias que tiene asumidas, especialmente en materia de educación y de sanidad, con lo que Cataluña va a ser la comunidad de Europa más próxima a los ciudadanos. En la reunión acordaron la necesidad de crear los organismos previstos en el Estatuto «a la mayor brevedad» y citó la Comisión Mixta de Asuntos Económicos, la Comisión Estado-Generalitat- Administración Local, la Comisión de Asuntos Económicos y Fiscales y la de Infraestructuras para hacer efectivo el compromiso de que el Estado invertirá en Cataluña el 18,8%de la inversión total.

Además, repasaron una serie de actuaciones «muy concretas» como el traspaso del Hospital Clínico de Barcelona, el convenio de infraestructuras, la constitución de un fondo de reducción o liberalización de los peajes de autopistas, el castillo de Montjuich o el aeropuerto de El Prat, para que el que reclamó una inversión como la que se está haciendo en el de Madrid-Barajas.



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