-Éste es uno de esos rincones de la ciudad que todo jerezano conoce...
-Supongo que sí, aunque no será por la ayuda municipal. Éste es uno de los pocos restaurantes que quedan donde todavía damos de comer a todo el que se acerque sin necesidad de que venga vestido de etiqueta. La mayoría de los clientes que tenemos son obreros, trabajadores de toda la vida que una vez que salen de trabajar al mediodía se acercan hasta aquí con su mono de trabajo para comer un buen plato como el que tomarían en su propia casa, y eso hace mucho. Es cierto que este restaurante lo conoce todo el mundo en Jerez, pero no sé por qué el Ayuntamiento nos discrimina.
-¿Por qué dice eso?
-Pues verá, cuando en el año 82 decidí abrir en la ciudad este negocio los responsables municipales de entonces más que colaborar conmigo me pusieron muchas trabas. Con el tiempo esas trabas han ido en aumento. El señor Pacheco ha remodelado toda la zona de Madre de Dios pero se le ha olvidado la puerta de Casa Pepa, donde me gustaría que pusiesen una acera más amplia para poder tener una terracita que tanto demandan los clientes. Además, Casa Pepa no está en ninguna guía municipal como restaurante y eso es algo que no entendemos.
-No obstante hasta este establecimiento viene a comer mucha gente de todas partes, incluso muchos turistas..
-Eso sí es cierto. A pesar de que para algunos este restaurante sea vulgar, hasta aquí se acercan muchos turistas que han oído hablar de que nuestra cocina es muy buena. Nos buscan específicamente a nosotros y eso sí nos llena de orgullo.
-¿Cuál es el secreto para que uno se sienta como en casa aquí?
-Pues que tratamos a todas las personas por igual. No importa que seas un trabajador o un político, aquí no se discrimina a nadie. Además todos nuestros productos son frescos, están hechos con mucho cariño y, todo hay que decirlo, los precios son
accesibles para todos los bolsillos. Aquí por nada de dinero tienes una buena comida y eso la gente lo sabe.