Domingo. Allí estaba él. Con su '10' y su brazalete. Desde la tribuna de prensa, alta, muy alta, se le veía pequeño, muy pequeño, pero cuando agarró ese balón y fue driblando ingleses -cinco-, me pareció el jugador más grande. Después del partido pude hablar con él. «¿Que el gol ha sido una maravilla? Yo la única maravilla que conozco es Raquel Welch». Y se quedó tan pancho. Después lo explicó. «Fue todo a base de quiebros y amagues de cintura. Recibí un pase en la mitad de la cancha; cuando me salió Butcher le di un quiebro de cintura y cuando me salió Fenwick, se la tiré larga para adelante. Salió Shilton, amagué como que iba a 'patear', la enganché por fuera, la recibí y después no tuve nada más que empujar». Contado así, parece hasta sencillo Y yo tuve la suerte de estar allí. Gracias.