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Miércoles, 21 de junio de 2006
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Paraguay tira de experiencia para salvar el honor
La selección de Trinidad Tobago convirtió en un suicidio su exceso de entusiasmo
Paraguay tira de experiencia para salvar el honor
FELICES. Los paraguayos celebran un triunfo que no sirve de nada. / REUTERS
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Paraguay logró la salida airosa de Alemania 2006 por la que tanto había suspirado durante la semana, después de derrotar por 2-0 a Trinidad Tobago, que convirtió en un suicidio su exceso de entusiasmo. Fue un premio mayúsculo para el conjunto sudamericano, que apenas mejoró el fútbol que ofreció en los anteriores encuentros y que le condenó a una eliminación precipitada y a cancelar una época. Pero, al menos, se fue con una victoria.

Trinidad y Tobago se agarró de lleno a la esperanza matemática. Una situación no excesivamente envidiable porque su futuro pasaba también por un triunfo de Inglaterra sobre Suecia. Pero al menos el panorama era más ilusionante que el de Paraguay, sólo incentivado por lograr un triunfo honroso para culminar un ciclo que incluye el adiós de los zagueros Carlos Gamarra y Denis Caniza y del centrocampista Roberto Acuña.

El cuadro de Leo Beenhakker, que hizo una puesta fuerte hacia el ataque con la inclusión de un tercer delantero, Cornell Glen salió a todo trapo. Pero tanto furor se volvió en su contra y las ocasiones del conjunto sudamericano no tardaron en llegar. A los dos minutos, Roque Santa Cruz remató de cabeza una falta que obligó al meta Kelvin Jack a ejecutar su primera acción notable. Una presencia inesperada, la del meta del Dundee escocés en lugar del veterano Shaka Hislop, una de las estrellas en el torneo del equipo centroamericano. Jack estuvo especialmente atento, dado el adelantamiento de líneas que estableció Beenhakker.

En pleno vaivén y a un ritmo endiablado, Yorke, el atacante jubilado que el preparador holandés recuperó para el fútbol y para la causa de su país, envió un centro a Cornell Glen y su remate terminó desviado por Aldo Bobadilla, que poco después contempló como se marchaba alto un disparo de Aurtis Whitley.

Paraguay tiró de experiencia y terminó por manejar el partido. Su peligro llegaba a balón parado, con Santa Cruz como destino. En una de esas sacó petróleo el cuadro guaraní: Acuña botó una falta, remató Julio Dos Santos y tropezó en el zaguero caribeño Sancho, que llevó el balón a su propia portería.

Los contratiempos no aplacaron el entusiasmo caribeño, que tocó zafarrancho al inicio de la segunda mitad. Abusó de la rapidez de Edwars, sin marcador, pero sus centros no encontraron destino. Tampoco mejoró Paraguay, amparada sólo por el desgaste físico de su rival, que sólo se encomendó ya al acierto de tiros lejanos. Y, aunque la entrada de Russell Latapy supuso un desahogo para sus compañeros, a Trinidad le falta gol. Justo el que encontró Cuevas a cinco minutos del final, tras culminar una pared con Santa Cruz, para sentenciar el partido.



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