-¿En qué ha cambiado su vida desde que en octubre de hace dos años entró a formar parte de la directiva del Cádiz?

-De entrada, que hago mucho más kilómetros que antes.

-¿Por qué?

-Mis labores en el Cádiz las comparto con mi cargo en la fábrica de Córdoba (Capricho Andaluz). Aquello lo cogí porque uno de nosotros tenía que hacerlo y fui yo. Entonces me tuve que ir a vivir a Córdoba.

-¿Que conlleva mayor responsabilidad? La fábrica de aceite o un puesto en la directiva del Cádiz.

-Ni duda cabe que ser consejero del Cádiz porque tienes que dar la cara por 20.000 socios. En cambio, en la fábrica das la talla ante tí mismo y si pierdes eres tú solo el que lo hace.

-Usted, más que nadie, conoce a Antonio Muñoz como jefe ya que lo tiene como padre, como presidente en el Cádiz y como máximo mandatario de la fábrica familiar. ¿Es exigente?

-Es exigente en la medida en que tiene que serlo. Pero no por eso es una persona impetuosa sino que siempre mantiene la calma incluso en los momentos malos, donde es el primero en dar tranquilidad.

-¿Y qué piensa su hijo de aquellos que señalan a su padre como una persona agarrada a la hora de efectuar un fichaje?

-Lo primero que pienso es que no lo conocen porque aquel que sí lo conoce sabe que Antonio Muñoz es una persona espléndido en lo cotidiano. Lo que pasa es algo muy sencillo y es que no se puede gastar más de lo que se tiene. Hay que tener un mínimo de control presupuestario.

-¿Tiene algún defecto su padre?

-Todas las personas lo tienen. Pero en el caso de mi padre creo que es no sabe vender bien todo lo que está realizando por el bien del club. Y cuando quiere hacerlo no sabe transmitirlo todo lo bien para que la gente no lo malinterprete. Es que, a veces, me da lástima porque hace poco días mi hermana me comentó que le habían llamado desde un club de Primera para que le informara sobre la gestión que está llevando el Cádiz. Y es que somos ejemplo para muchos equipos de Primera.

-¿Y dónde está el secreto?

-Entre otras muchas cosas, pasa por lo que he dicho antes del control presupuestario, es decir, no gastar más de lo que se tiene. Además, cuando mi padre se hizo cargo del Cádiz lo tuvo muy claro desde el principio. Había que tratar al club como una empresa y es lo que seguimos haciendo.

-¿Cómo vivió la familia el descenso del equipo?

-Muy pronto nos vinimos para arriba. Fue una cosa que la hablamos desde el primer momento y decidimos que no podíamos bajar los brazos. Teníamos que comenzar a trabajar y es lo que estamos haciendo. Además, tenemos mucha confianza en el futuro.

-Ya para finalizar. ¿Cómo es su padre en casa?

-Aunque ya no viva con él sé que es mucho más desenfadado que en el club.

-¿Manda igual?

-No. Allí está mi madre.