No me extraña que cada vez que llegan unas elecciones el electorado sea cada vez más escaso, y por tanto, la participación más baja.
No voy ni quiero entrar en detalles. Tampoco quiero hurgar en una herida aún abierta, la mía y la de muchos jerezanos, pero todo lo que está rodeando a la futura llegada de la multinacional sueca Ikea no es más que una lucha entre políticos por ganar unos votos, sin pensar que en esta ciudad hay más de 16.000 parados a los que les importa un pepino quién o quiénes deben firmar ese acuerdo tan necesario para la ciudad. Lo único que quieren es que se firme.
En este asunto no son sólo votos. Hay terrenos de por medio que deben comprar los nórdicos para devolver al municipio a cambio de los que ellos van a ocupar, y por lo tanto, intermediarios de presunta conducta no del agrado de quien ocupa la Alcaldía, pero sí para quien ocupa la GMU. Ésta dice que no piensa firmar, el Ayuntamiento todavía no ha firmado, y me pregunto qué opinan los de Ikea al respecto. Puede llegar el momento en que se hagan los suecos y nos den un corte de mangas y se vayan a donde las trabas sean menos.
Si eso es así, alguien deberá responder y pagar políticamente por ello. Como decía mi compañero Dani Pérez días atrás, lo que verdaderamente importa no está en los titulares ni en la foto, sino en la letra pequeña. Los políticos de esta ciudad deberían bajar de su pedestal e irse a pie de calle, y conocer directamente los verdaderos problemas e inquietudes de los ciudadanos. Así nos va.