Unos 82.000 espectadores han pasado por la 13 edición del Sónar que se clausuró ayer en Barcelona, un certamen que ha acercado a las nuevas generaciones a algunos de las fuentes musicales de la música negra (Chic, L.Kwesi Johnson...) y al mundo «bizarro» (en su acepción «sorprendente») de la experimentación japonesa. En un pequeño balance improvisado, Ricard Robles, uno de los promotores del festival, aseguraba que se han cumplido las expectativas, tanto en público -con unas 6.000 personas menos que en 2005, debido a la reducción del aforo diurno, lo que ha desahogado algunos escenarios--como en lo artístico, ya que «la gente ha respondido», a todas las propuestas que este autodenominado festival de música avanzada y arte multimedia les ha ofrecido.
Entre los artistas que han pasado por los escenarios de Sónar, destacan gente como el japonés Tucker, L. Kwesi Johnson, los clásicos del sonido discoteca Chic, Fat Freddy´s Drops, Modified Toy Orchestra-ataviados al más puro estilo Kraftwerk, pero sin versionar ningún tema de los de Dusseldorf-, Goldtrapp, la enfermera antiaburrimiento Miss Kittin o Isolee entre otros
Ricard Robles aseguró que de cara al año que viene no descartan continuar con esta mezcla de homenajes a grandes corrientes musicales que tan bien les ha resultado este año, lo que no quitará para intentar combinarlo con algún grupo con más tirón, algo que el gran público ha podido echar a faltar este año, pero que viene marcado por el presupuesto y el caché de los divos. Advanced Music, promotores de este exitoso evento artístico internacional, tiene previsto iniciar en breve las negociaciones con el Ayuntamiento para intentar mantenerse en sus actuales ubicaciones, especialmente las diurnas, un planteamiento que no agrada a los responsables municipales por las molestias que el certamen genera a los vecinos en sus tres días.