El nuevo técnico no va a celebrar este día de una manera especial. «Estoy en Oviedo trabajando y dándole vueltas a la cabeza con la planificación de la plantilla y tengo poco tiempo para fiestas». Eso no quiere decir que se le olvide. «Esa tarde va a quedar durante mucho tiempo. A nivel personal y colectivo, ha sido lo más grande que me ha pasado en mi carrera junto a mi debut con la selección. Completamos una campaña magnífica y encima como campeones. El club había tocado fondo y se recuperaba después de un largo camino, volviendo a Primera». Admite que «el viento me ayudó bastante» en el gol. Ese día, Oli jugó con su melena rizada y su perilla canosa. «No era una promesa, simplemente que cuando las cosas van bien prefiero no pelarme ni afeitarme, y estaba con ese aspecto desaliñado». Apunta que «conseguirlo en Jerez le da mucho más mérito», y tomará nota de las claves. «La humildad, buena sintonía, la adaptación a la categoría,... nos llevaron a Primera». No obstante, reconoce que «seguro que se disfruta más como futbolista que como entrenador».