Hizo unos dibujos primorosamente fríos, pero cargados de una fuerte tensión erótica. Algunos de ellos insinúan las formas femeninas, otras las ocultan, y los más muestran con obscenidad la intimidad de la mujer. «Sus desnudos no buscan la complicidad del espectador, por eso resultan aún más perturbadores», argumentó Pablo Jiménez Burillo, promotor de la muestra Gustav Klimt 1862-1918. Mujeres, que ha organizado la Fundación Mapfre. «Fue su repuesta artística a la brutal represión que se vivió en Viena a finales del siglo XIX».
La exposición está formada por cerca de cien desnudos -entre ellos mujeres embarazas y ancianas- que permiten asistir al proceso de creación del cofundador del grupo Sezession, versión vienesa del Art Noveau. «Esa rara mezcla de exquisito preciosismo y hondura de sentimiento es lo que nos conmueve», dijo Burillo. «Algunos críticos de su época le tildaron de pornógrafo, pero no creo que su mirada fuese ésa; a lo mejor provoca deseo o rechazo en un tipo de espectadores, pero lo que transmite va mucho más allá».
El recorrido comienza con un conjunto de dibujos al carboncillo que responden al periodo más académico de Klimt, un pintor expresionista que influiría enormemente en las vanguardias del siglo XX. Un segundo grupo lo componen dibujos preparatorios para sus grandes lienzos, como los que anuncian los personajes de La medicina, uno de los polémicos paneles que el artista realizó para la Universidad de Viena. Pero el gran protagonismo es el desnudo. Klimt dibuja mujeres desnudas, mujeres desinhibidas en toda clase de posturas. «Son seres ensimismados, impenetrables, cuya perversidad radica precisamente en su indiferencia», afirmó la comisaria de la muestra, Annette Vogel.
Ancianas y embarazadas
El artista vienés prestó especial atención a la belleza femenina en decadencia. En esta serie destacan los dibujos de mujeres ya ancianas, con los cuerpos ajados, muchos de los cuales le servirían como ensayo para Las tres edades de la mujer. También retrató-«con extremada delicadeza», precisó Vogel- mujeres embarazadas.
«El dibujo tenía una gran importancia para los artistas vieneses de aquel momento, hasta el punto de que le concedían un lugar equivalente al de la pintura», dijo la comisaria.
Las cien piezas que se exhiben, en la sede de la Fundación Mapfre hasta el 3 de septiembre, proceden de la serie Sabarsky de Nueva York, que conserva la mayor colección de dibujos del artista. «De los mil que posee hemos seleccionado un conjunto de los más representativos, tanto por épocas como por temas», señaló Vogel, a la sazón conservadora de la colección.
Con motivo de la celebración de la muestra se ha editado un catálogo que reproduce todos los dibujos. El volumen incluye sendos estudios sobre Klimt firmados por Pablo Jiménez Burillo y Annette Vogel.