Con el recuperado Shevchenko como estandarte, Ucrania llegó ayer a su retiro de Postdam, donde espera su gran cita del próximo miércoles con España. La selección de Oleg Blokhin llega a su primer Mundial después de resolver, con un juego tosco pero efectivo, un complicado grupo de clasificación, en el que compitió con Grecia, campeona de Europa, Turquía y Dinamarca. En doce partidos, sólo cayó en su feudo ante los turcos (0-1), lo que le permitó convertirse en la primera selección europea en obtener el pasaporte.
Ucrania aparece en la fase final con una aseada agenda de amistosos, para los que, salvo Italia, eligió rivales sencillos. El balance final: diez goles marcados y ninguno en contra, lo que no deja de ser un aviso para el combinado de Luis Aragonés.
Fútbol físico
En los cuatro partidos de preparación, se ha mantenido fiel a unas claras señas de identidad: poco brillo, poca continuidad en el juego, escaso control del centro del campo y una dependencia absoluta de Sheva. Estas deficiencias las ha compensado con un fútbol muy físico y agresivo, una respetable facilidad para el contragolpe y una defensa díficil de superar.
Las esperanzas ucranianas giran en torno a Shevchenko, su gran estrella internacional, que se ha despedido del Milán para incorporarse al Chelsea. El delantero, un jugador que marca las diferencias y con capacidad para desequilibrar un partido, reapareció el jueves, después de permanecer inactivo durante un mes a causa de una lesión de rodilla. «Reencontrarme con mis compañeros en el equipo y saber que esperan lo mejor de mí es un estímulo, un orgullo, no una responsabilidad. Aún me falta para estar a tope, pero espero contribuir a la mejora de la selección», sentenció la figura ucraniana. Sheva celebró su regreso a los terrenos de juego con un gol a Luxemburgo, en un tedioso partido que Ucrania resolvió en los últimos minutos con un claro 0-3.
Tres días antes, el conjunto de Oleg Blokhin también había superado por el mismo resultado (0-3) a Libia, un contrincante elegido por sus supuestas similitudes con Túnez, otro de los rivales de grupo. Sin Shevchenko, Ucrania encontró muchas dificultades para abrir la defensa tunecina, que no sucumbió hasta que, a los 51 minutos de partido, el zaguero Yezersky marcó el primer tanto. A partir de ese momento, pudo desplegar sus contragolpes, que propiciaron los goles de Bielik y Vorobei.
El equipo de Oleg Blokhin sabe sacar ventaja de su fortaleza física en los momentos en que los rivales acusan el menor síntoma de cansancio. Una cuestión que preocupa especialmente a Luis Aragonés. A los ucranianos les cuesta mucho llevar la iniciativa en el juego, pero son peligrosos si logran adelantarse en el marcador.
El pasado mes de mayo, se impusieron con rotundidad (4-0) a la también mundialista Costa Rica en Kiev. Nazarenko, Vorobey y Kalinichenko marcaron en los diez minutos finales del primer período. En el comienzo de la segunda parte, Byelik puso la puntilla.
La prueba de Italia
En su segundo ensayo premundialista, el más concluyente por la identidad del rival, Ucrania firmó un empate sin goles ante Italia, envuelta en mil problemas y bajo sospecha por el caso Juventus. Los ucranianos, sólidos atrás pero sin gran convicción en sus contadísimas ofensivas, se vieron totalmente dominados, pero salieron vivos de Lausana. El enfrentamiento ante los italianos confirmó la fortaleza defensiva de Ucrania, que mantuvo su portería imbatida durante seis encuentros consecutivos de la fase clasificación.
Una de las piezas importantes del esquema de contención de Oleg Blokhin es el espigado guardameta Shovkovski, que el pasado mes de enero se destrozó la clavícula derecha en un encuentro amistoso. El portero ha conseguido recuperarse a tiempo para formar parte de la primera selección ucraniana que disputa una fase final de un campeonato del Mundo.