Los hackers trabajan a contrarreloj en el Magreb para intentar salvar lo que se considera un asunto de Estado y una catástrofe nacional: la retransmisión de los partidos del Mundial. En países como Argelia y Marruecos es tan habitual tener un decodificador pirata como ir a la mezquita a rezar. Pero ante la fiesta del fútbol en Alemania las cadenas vía satélite se han cuidado de doblegar las medidas de seguridad. La plataforma francesa TPS cuenta con cientos de miles de clientes en estos dos países que no pagan su abono, pero el nuevo sistema permite a esta empresa cambiar los códigos de los aparatos varias veces al día por lo que ahora no se captan las imágenes.
En la medina de Rabat o en el mercado Derb Galef de Casablanca los técnicos informáticos intentan hacer su agosto en junio. Los chiringuitos informáticos son un constante ir y venir de aficionados desesperados ante la imposibilidad de ver al sagrado balón rodando en sus pantallas. Y ello en el mes futbolístico más importante cada cuatro años.
Algunos medios de comunicación han denunciado esta guerra desatada entre ricos y pobres. El jeque saudí Salah El-Kamel y su plataforma ART se han hecho con los derechos televisivos para el Magreb. Ni siquiera las televisiones públicas pueden hacerle frente. Lo máximo que han obtenido los marroquíes, con la mediación del rey Mohamed VI, es que el jeque dé en abierto el partido inaugural, las semifinales y la final. Un consuelo insuficiente para el voraz apetito futbolístico de las gentes del país.
Los derechos del jeque
La FIFA y El-Kamel «han despreciado a los gobiernos, humillado al pueblo y, blasfema suprema, destronado al deporte rey», aseguraba el diario La Nouvelle République en Argelia. En ese país, el presidente Abdelaziz Buteflika ha intentado capear el temporal facilitando la venta especial de 360.000 tarjetas de ART, válidas para un solo mes, al precio unitario de 28 dólares. Pero incluso ese desembolso supone un lujo para la mayoría de las familias.
Marruecos no se ha clasificado para jugar en Alemania y finalmente fue Suráfrica quien ganó la partida al país magrebí para organizar en 2010 el primer Mundial africano. Pero eso no ha hecho descender la fiebre futbolística que se vive en este país. Como no es la primera vez que se producen apagones de las parabólicas, todavía confían en que los piratas triunfarán de nuevo desbloqueando los receptores. Aunque, por su parte, las plataformas que han asumido el pago de los derechos parecen decididas a convertir el conflicto en una guerra santa en pos de sus intereses.
Por si eso no fuera posible, las cafeterías, las cadenas alemanas del satélite o internet aparecen como solución alternativa. El rotativo editado en Casablanca Aujourd´hui le Maroc llegó a publicar ayer la dirección de la web de la cuarta cadena china, la CCTV, a través de cuya página se podrán ver los partidos. Sólo hay un problema, añaden. Hay que saber chino para acceder al menú.