Cuando la mayoría de la opinión pública estadounidense esperaba que en un plazo corto de tiempo el presidente, George W. Bush, anunciara la reducción de la presencia militar en Irak, ayer vio frustradas sus expectativas. Y es que el mando central de las Fuerzas Armadas norteamericanas ha decidido enviar a 1.500 soldados que estaban destinados en Kuwait a la provincia iraquí de Al-Anbar. Según se informó ayer en la página web de la autoridad militar, las tropas forman parte de dos batallones de la segunda brigada de la I División Acorazada del Ejército.

«Con el apoyo de estas fuerzas adicionales, (Irak) continuará avanzando hacía la seguridad plena», agrega el mando en su comunicado. Además asegura que este «despliegue será una contribución a largo plazo para la seguridad, el bienestar y el proceso político en el país árabe» y añade que cada destacamento está capacitado para participar en numerosos tipos de operaciones, desde misiones de seguridad hasta combates.

«La situación en Al-Anbar es actualmente un desafío, pero no representa el panorama general de la seguridad en Irak, que continúa mejorando a medida que las fuerzas de seguridad locales van tomando el liderazgo en ese terreno», dijo Michelle Martin-Hing, portavoz del contingente de las fuerzas multinacionales. En la actualidad hay dos divisiones, 15 brigadas y 68 batallones del Ejército iraquí que tienen el mando en diversas zonas de su responsabilidad, dijo Martin-Hing.

Tropas de reserva

Las tropas se encontraban en Kuwait desde hace varios meses en calidad de destacamento de reserva que podían ser llamadas como refuerzo. Los dos batallones han sido enviados después de que el comandante del Ejército de EE UU en Irak, George Casey, solicitara y recibiera la autorización para recolocar a dicha fuerza, tras coordinarse con oficiales iraquíes y lideres del Pentágono. En la actualidad están destinados allí un total de 130.000 soldados estadounidenses.

Este nuevo despliegue militar coincidió con otra jornada de violencia. Al menos veintidós personas murieron por la tarde y 58 más resultaron heridas por la explosión de un coche bomba en un mercado popular de Al-Huseiniya, en el noreste de Bagdad.

Ese atentado fue perpetrado casi dos horas después de que otras doce personas perecieran y 32 quedasen heridas en el estallido de un vehículo explosivo conducido por un suicida en Hillah.