Son pesados, son cansinos, son aburridos y me tienen harto. Tanto es así que creo tenerles incluso aversión. Es muy difícil encontrar a alguno que realmente merezca la pena y que de verdad trabaje para buscar el bien común. Los hay, es cierto, pero no abundan. Ya hemos comprobado que muchos se meten en la actividad para lucrarse a manos llenas. Pero al margen de estos, que son sencillamente delincuentes, el resto se ocupa de cuestiones que no interesan a nadie, sólo a ellos, a los políticos.
Qué pesados han sido los políticos catalanes con el jodido Estatut. Cómo han mareado la perdiz. Nación para arriba nación para abajo. Estoy convencido que a la gran mayoría de los catalanes les traía al pairo el jodido estatut. ¿Qué coñazo! Al menos el asunto catalán, recurrente y antiguo, no ha sido defendido desde la insensatez y la violencia como en Euskadi, o sea Vascongadas, que creo, es la forma castellana de decirlo. También el problema vasco, como muchos durante mucho tiempo lo han denominado, me ha producido y aún hoy me produce hartazgo. En ese problema además están las víctimas inocentes de la sinrazón. Al igual que los catalanes estoy seguro de que muchísimos ciudadanos vascos están cansadísimos de los dimes y diretes políticos con el rollo de la autodeterminación, la nacionalidad y demás zarandajas.
La diferencia entre ambas situaciones, está claro, la marcaron los terroristas. Confiemos en que el fin de la violencia sea definitivo aunque la pregunta que flota en el aire no es baladí. ¿A qué precio? Esperemos que no haya concesiones indignas. No sé qué narices hay que negociar. Los asesinos son asesinos y deben pagar por sus crímenes. Y se acabó. Mi análisis supongo que es muy simple pero es que yo soy un lego en cuestiones de alta política. A todo esto, ¿entiende alguien por qué se dice y se escribe país vasco y no comunidad autónoma vasca? Que yo sepa todas las comunidades tienen el mismo tratamiento, ¿o no? Ah claro, está el hecho diferencial, que es a lo que aluden aquellos que quieren distinguirse del resto, los que hablan de adn y esas pamplinas, tipo Arzallus, ¿le recuerda?
Es evidente que yo tengo poco de nacionalista. Nunca he sentido ningún hecho diferenciador, ni me he considerado especial por ser de donde soy. Quizá el motivo sea el entorno en el que me he criado. Siempre he considerado estas cuestiones estúpidas y me niego a pensar que sea un tema que preocupe enormemente a la ciudadanía. Por eso me parece absurdo que ahora Andalucía se suba al carro estatutario, mejor dicho, se suban los que gobiernan Andalucía. ¿Qué es eso de realidad nacional? A mí que me lo expliquen que no lo entiendo. Mejorar la administración posiblemente dependa de descentralizar muchos servicios al ciudadano. Porque la cercanía agiliza y la lejanía entorpece. Hasta aquí todo correcto. Transferir competencias en materia fiscal, educativa, sanitaria, medioambiental etc me parece muy acertado porque considero que hace, o debería hacer, más eficaz a la administración. Ahora bien, empezar a hablar de identidad, realidad nacional, me parece algo incongruente sobre todo porque no existe ningún sentimiento nacionalista en la mayoría de los ciudadanos de Andalucía y España.
¿De verdad alguien cree que los estatutos de autonomía son cuestiones de las que habla todo el mundo en la calle, en el bar, en su casa? Creo que a la inmensa mayoría le pasará como a mí. Nos preocupa no tener buena salud; nos preocupa, y mucho, no la macroeconomía sino nuestra microeconomía doméstica, si llegaremos o no a fin de mes; si seguiremos perdiendo poder adquisitivo gracias a la subida imparable del IPC; si mis hijos podrán estudiar en la escuela que considero mejor para su educación; y si con los impuestos que pagamos recibimos un buen servicio y una buena atención de nuestra administración, la general, la autonómica y la local. Éstas, entre otras, son las cuestiones que creo nos preocupan a la mayoría. Las reivindicaciones nacionalistas me temo que sólo interesan a los que me tienen harto y aburrido, de profesión: políticos. Estoy seguro de que ellos no tienen problemas para llegar a fin de mes.