La población de Montenegro se volcó ayer masivamente en las urnas para participar en un histórico referéndum cuyo resultado, de acuerdo a las primeras prospecciones no oficiales, volverá a cambiar las fronteras en los Balcanes, la región más inestable de Europa, después de que los montenegrinos se pronunciaran a favor de la independencia del país. El triunfo de los partidarios de la secesión pone fin al último vestigio de la antigua Yugoslavia, cuya lenta y sangrienta agonía se inició en 1991, cuando otras dos repúblicas, Croacia y Eslovenia, declararon su independencia.