-¿Qué hace un leonés como usted en una localidad como Jerez?
-Pues porque trasladaron a mi padre para montar la azucarera de El Portal, la del Guadalete. Yo tenía por aquel entonces diez años, es decir, perdí mi melena en Jerez.
-¿Cómo se metió en el mundillo de la canasta?
-El baloncesto siempre me gustó. Comencé jugando en cadetes, mi primer equipo fue el Tartessos, luego me hice entrenador en 1989, también me saqué el título de árbitro y ahora estoy echándole una mano a Manolo Moscosio en el Canasta Unibasket como delegado del equipo.
-¿Qué función tiene concretamente un delegado?
- Pues fundamentalmente busco información de los rivales, estoy atento a las faltas que se cometen, tengo que mirar también el porcentaje de tiros, es decir, estar atento a los pequeños detalles del juego.
-Ha tocado muchas facetas dentro del 'basket', ¿en cuál se siente más cómodo?
-Pues cada una tiene su encanto, todas me gustan mucho. La de delegado es muy importante y entretenida, por ejemplo pero debo decir que uno de mis sueños es dirigir a un equipo en un futuro.
-¿Y por qué no lo hace?
-Hay que ir poco a poco. De todas formas, aún no estoy preparado para dirigir a un equipo senior, prefiero entrenar a un equipo cadete. Me ilusionan las categoría inferiores del Canasta Unibasket.
-El equipo de Moscosio no para de crecer cada año.
-Es cierto, quitando a los equipos de la LEB, el Unibasket es el equipo faro de la provincia de Cádiz, con todos mis respetos.
-¿Tiene techo?
-El objetivo este año es entrar en la segunda fase. Después del viaje a Llobregat, tan brutal, no esperábamos ganar.
-¿Le cuesta compaginar su trabajo con el baloncesto?
-No demasiado. Soy repartidor de periódicos en un sector de Jerez, la zona sur noroeste. Reparto La Voz de Jerez, El Mundo, cinco días y me organizo bastante bien. Por la mañana me dedico a mi curro y por la tarde, de lleno al baloncesto.