Como si de un régimen de adelgazamiento se tratase, el comentario de muchos jóvenes la madrugada del domingo en el Real de la Feria se repetía de forma constante:«El lunes empiezo». El final de la Feria es el fin de otras muchas cosas para ellos, por ejemplo, de las salidas nocturnas porque ¿¿¿¿¿ohhh horror!!!!! llegan los exámenes. No valen excusas, están ahí, a la vuelta de la esquina. Muchos se encerrarán en casa, otros irán a la biblioteca para aprovechar el aire acondicionado, pero la mayoría no se correrá una buena juerga como las de la Feria hasta que estemos ya prácticamente en julio, hasta que pongan el último punto y final, el último resultado de los problemas de álgebra. Paciencia y aviso también para los padres y madres de las cabezas pensantes porque a medida que descienden las horas de sueño aumenta la mala uva.

Aunque hace ya algún tiempo que dejé de hacer exámenes, los revivo cada fin de cuatrimestre entre mis amigos. Yo también me quedo en casa porque nadie pone un pie en el rellano de la escalera. Antes no salía porque estudiaba, ahora no salgo porque otros estudian. ¿Qué se le va a hacer!

Espero que nuestros estudiantes hayan aprovechado bien la Feria, que hayan bailado hasta que las rozaduras de los pies les hicieran sentarse en el albero del paseo de las palmeras y que en casa no les hayan visto el pelo por más de dos horas seguidas.

Igual que Fernando Alonso acelera cuando toma la recta final, ¿hay que pisar el acelerador chicos y chicas, que la playa y la diversión os espera ¿Eso sí, después del inminente suplicio! Paciencia.