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Domingo, 14 de mayo de 2006
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El psicoanálisis se instaura en la provincia como método para superar la angustia
El tratamiento se basa en la teoría de Freud y persigue acceder al inconsciente de la persona a través de la asociación libre de ideas y la interpretación de los sueños
El psicoanálisis se instaura en la provincia como método para superar la angustia
TRATAMIENTO. Una persona, durante una sesión con el psicólogo. / LA VOZ
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CONCEPTOS BÁSICOS
Psicoanálisis: nombre que se da a un método específico para investigar los procesos mentales inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. Las técnicas del psicoanálisis fueron desarrolladas por el neurólogo austríaco Sigmund Freud.

El inconsciente: es una dimensión de lo psíquico radicalmente diferenciada de la conciencia, aunque vinculada con ella, y también con las expresiones verbales del sujeto que se infiltran a través del discurso.

Pulsión: es un impulso que se inicia con una excitación corporal (estado de tensión) y cuya finalidad última es la supresión de dicha tensión. El psicoanálisis diferencia entre la pulsión sexual, o de la vida, y la pulsión de la muerte.

Complejo de Edipo: es uno de los conceptos más controvertidos de la teoría psicoanalítica. Implica que el niño, generalmente entre los tres y cinco años, se halla situado en una especie de triángulo afectivo con relación a sus padres. El padre se interpone entre la madre y el niño, y éste percibe que el padre es el sujeto amoroso de la madre (es decir, su rival). El conflicto irá perdiendo fuerza en la medida en que el niño sienta un gran afecto por el padre y un temor a ser castigado por él. La madre deja de ser todo para el niño.

Superyo: es el heredero del complejo de Edipo y representa la conciencia moral (en parte consciente y en parte inconsciente) del sujeto, así como sus ideales.

Yo: estructurado en oposición al superyo, se identifica con la conciencia, con el sentido de la realidad.

Ello: constituye el mundo inconsciente de las pulsiones del sujeto, y, por tanto, abiertamente opuesto al superyo.

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El ser humano es como un iceberg cuya parte oculta supera en gran medida al trozo visible desde la superficie. Esta teoría, que describe al inconsciente como el poder escondido que rige la vida del hombre, es la base de la terapia psicoanalítica, que busca ahondar en las raíces para llegar a comprender los actos y las motivaciones del yo consciente.

Pese a los recelos que las teorías freudianas aún despiertan en gran parte de la población, cada vez son más las personas que recurren al psicoanálisis como método para superar la angustia. Así lo demuestra el éxito de la consulta de la terapeuta argentina María Cristina Manitto Rattaro, afincada en San Fernando desde hace dos años, y única profesional inscrita como psicoanalista en el listado provincial del Colegio Oficial de Psicólogos.

La psicóloga asegura que al término del tratamiento la persona se siente más libre y se ve como protagonista de su propia vida. Pero para llegar a ese grado de autonomía, quien se pone en manos del profesional debe tener una fuerte motivación, que le viene dada por lo que los expertos denominan angustia o ansiedad. Esa ansiedad es el motor que hace que la terapia funcione. «El analista debe mantener un cierto nivel de angustia porque es lo que da motivación a la persona», asegura María Cristina Manitto.

Calendario y puntualidad

Cuando el interesado llega a la consulta una de las primeras cosas que hay que hacer es establecer un calendario de sesiones que deberá respetarse en todo caso y con puntualidad. Durante la terapia, el trabajo del profesional consiste en escuchar el discurso del paciente y esperar a que aparezca el inconsciente por medio de la asociación libre de ideas. Según Freud, los sueños, los actos fallidos y los lapsus son la vía de acceso a esta zona oscura del ser humano. Por tanto, el analista estará atento y tomará notas cuando se produzca una ruptura del discurso que indique que está hablando el inconsciente. Más tarde interpretará lo escuchado y sacará conclusiones que trasladará al paciente.

La analista argentina no sigue el método ortodoxo del diván, que invita al monólogo y a la concentración. Su tratamiento, que hoy en día está también muy extendido, se basa en la interacción entre el paciente y el psicólogo, sentados frente a frente con una mesa de por medio. Según Manitto Rattaro, esta práctica tiene éxito en la gran mayoría de los casos. Pero «el psicoanalista no puede hacer mucho si la persona no quiere levantar las barreras de la represión, no es posible ver su subconsciente si opone mucha resistencia».

La duración de la terapia depende de cada individuo. Cuando una persona concluye la el tratamiento se siente autónoma porque ha aprendido a «transformar el sufrimiento psicótico en un sufrimiento normal», que no dañe a quienes tiene a su alrededor. Una de las críticas que se le hacen a menudo al psicoanálisis es la posibilidad de que el paciente acabe cayendo en una relación de dependencia respecto al analista. En este caso, la respuesta de Manitto Rattaro es clara. «Si uno no puede caminar solo pero tiene un bastón que le ayuda a caminar por el mundo, por qué va a prescindir de él». La experiencia le demuestra, además, que cada vez son más las personas que comparten esta visión, y acuden al psicólogo para aprender a orientar mejor sus problemas.



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