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Domingo, 14 de mayo de 2006
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TELEVISIÓN
CARMEN MACHI ACTRIZ
«Aída es la mujer más común: se mata a trabajar y todos chupan de ella»
Telecinco estrena hoy una nueva temporada de la exitosa comedia
«Aída es la mujer más común: se mata a trabajar  y todos chupan de ella»
REGRESO. Carmen Machi se transforma de nuevo en 'Aída'. / E. C.
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Aída es un personaje que ha calado en el espectador. El público se ha encariñado con esta mujer voluntariosa, sacrificada, generosa, que tiene que luchar con la bayeta en casa ajena para poder tirar del carro de su propia familia, gente pícara de un barrio obrero. Detrás de este personaje se asienta el buen hacer de Carmen Machi, una sólida actriz teatral que ha manejado todos los géneros, aunque en la televisión trascienda sólo su vis cómica o tragicómica. En la pantalla grande ha estrenado Vida y color, de Santiago Tabernero, y está a punto de llegar a las salas su segunda cinta, Lo que sé de Lola, de Javier Rebollo. Mientras, vuelve hoy con su abnegada vida en la comedia de Telecinco, que inicia tercera temporada.

-¿Cambia la sufrida vida de Aída en esta nueva temporada?

-Un poco. Parece que ha encontrado la estabilidad emocional con Chema, pero con lo desgraciada que es no sé el tiempo que le durará. Los guionistas han pensado que era buena opción ver a Aída con pareja y comprobar cómo se acoplan los hijos. Habrá, claro, los tira y afloja de las relaciones, pero, de momento, Chema y ella son felices.

-A su personaje se le toma cariño. Es noble, saca fuerzas de flaqueza, aguanta los envites de la vida y a una familia de tiranos.

-Pero es la vida misma y ahí radica el éxito de esta serie, en los guiones. Aída tiene el perfil más común de nuestra sociedad, donde la mujer se mata a trabajar y todos chupan de ella. Y lo tiene asumido, que es lo que suele pasar con las amas de casa, que tienen ese rol de sacrificadas tan aceptado. No obstante, la familia de Aída también se quiere y se apoya.

-¿Hay muchas Aídas en España?

-Está llenísima. Hay muchas amas de casa que ven la serie, que lo pasan mal, porque no todas tienen la vida de mi personaje. Se sienten identificadas y se alivian porque ríen y quitan importancia a las cosas. Por suerte, existen estas mujeres coraje, y gracias a ellas la vida marcha. Es una pena porque están muy solas y poco apoyadas. Por la calle algunas me dicen: «¿Di que sí, hija mía! Estamos contigo!». Yo me río porque tomo bastante distancia con el personaje.

Fotos con el móvil

-Tampoco hemos debido avanzar mucho en este país cuando muchas mujeres anda aún así...

-Vamos muy despacio. Es evidente que nos tienen mucho miedo a las mujeres, temen comprobar adónde podríamos llegar si nos dan rienda suelta. Estamos muy capacitadas para muchas cosas, más que ellos diría yo. Y eso asusta. Los comentarios que me dicen por la calle son por algo.

-La tele retrata a familias más o menos acomodadas, con chalé adosado, un mundo alejado de Aída, que baja a la calle, al barrio obrero.

-Está más en contacto con la realidad, es un acierto. Al principio, sobre guión, los compañeros se asombraban por los comentarios ordinarios y unos personajes un tanto frikis. Pero es que eso es así.

-¿Cómo lleva la popularidad?

-Fatal, es lo peor. Hay sensaciones contradictorias porque la gente quiere decirte cosas maravillosas que son gratificantes y ves que tu trabajo no cae en saco roto. Y por otro lado es agobiante. A veces decido no salir de casa porque no estoy preparada para encajar un día esa pérdida del anonimato. Además, ciertas personas han perdido la educación, porque ahora sacan el móvil y se ponen a hacerte fotos de repente. Eso tiene que ver con la clase de programas que se emiten en la televisión, con el protagonismo de las personas famosas.



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