-¿Por qué decidió entrar en el Ejército?

-La verdad es que se puede decir que siempre me ha atraído mucho este mundo y tras recopilar información decidí aventurarme en este sentido.

-Las instrucciones de iniciación en el Ejército tienen fama de ser un tanto duras...

-Sí. Yo estuve tres meses de aprendizaje en Cartagena donde recibí un adiestramiento básico de lo que es la actuación que lleva a cabo Infantería de Marina, que es donde estoy actualmente.

-¿Cuál es la función principal de su unidad?

-Nosotros estamos entrenados para llevar a cabo el asalto a costa hostil a través del mar y tomar tierra.

-Supongo que la preparación física será básica en su trabajo...

-Sin lugar a dura el adiestramiento físico es diario y bastante fuerte, eso sí, depende de la unidad en la que te encuentres trabajando.

-¿Cómo se vive el pasar tanto tiempo fuera de casa?

-Estas cosas dependen mucho de las personas. Hay muchos compañeros jóvenes que no tienen ataduras en sus ciudades de orígenes y eso lo hace todo mucho más fácil. Mi caso es distinto, pero reconozco que es una buena forma para conocer más mundo y culturas distintas. A mi me cuesta bastante dejar en Jerez a mi pareja y mi hijo, por poco tiempo que éste sea. De todas formas, insisto en que este trabajo te realiza como persona. Prestar ayuda humanitaria en Haití, Bosnia o Iraq es algo muy bonito.

-¿Qué opina de los prejuicios que existen en contra de los militares?

-No creo que sean justos. Dentro del Ejército, como en cualquier otro trabajo, existen militares que son excelentes personas y otros que no. Hay que abrir la mente un poco con respecto a eso. La mayoría de los militares ya no tenemos la ideología de hace 30 años, también avanzamos en ese sentido. Cada uno tiene sus propios pensamientos y creencias.